Mar del Plata: Investigan a policías por la desaparición de cinco ladrillos de marihuana

   El 31 de diciembre del 2016, luego de que pasara el fuerte temporal que afecto a la ciudad de Mar del Plata, efectivos de la Policía Local encontraron flotando en una playa del centro varios ladrillos de marihuana, por lo que procedieron a fotografiar los mismos, preservar el lugar y comunicar el hecho a la dependencia con jurisdicción, la Subcomisaría Casino.

Según la información policial, pasadas las 18:30 del último día del año, dos policías locales, uno de ellos recientemente egresado, vieron junto a dos guardavidas del puesto 8, cinco paquetes del tipo «ladrillo» que estaban flotando en la playa del Torreón del Monje, tres flotando en la escollera y dos más cerca del puesto de los guardavidas, ante la sorpresa de todos, se acercaron otros efectivos policiales afectados al Operativo Sol.

Los policias se comunicaron al 911 y dieron aviso del hallazgo, tres de los paquetes se encontraban abiertos y en mal estado por el agua salada, los otros dos se encontraban herméticamente cerrados con cinta del tipo de embalaje, plateada y marrón, como se suelen armar los «ladrillos» de droga.

Minutos más tarde llegó al lugar Leonardo Pinto, el Jefe de Calle de la subcomisaría Casino. Los extraños métodos de la policía bonaerense permiten ver como normal que un tipo de jean, remera negra, tatuajes al sol y que baja de un Renault Clio gris con vidrios polarizados se haga cargo de un operativo.

Lo que ahora es el centro de la investigación del fiscal Fernando Berlingeri es lo que hizo Pinto en el lugar y los jefes Quintero y Boriani, y la oficial de servicio Baigorria, en la subcomisaría.

Porque los kilos de drogas (se calcula entre 2 y 5) desaparecieron y Pinto dio una versión exculpatoria de estudiantina a sus superiores. “La marihuana estaba podrida y la tiré a la basura”, explicó, palabras más, palabras menos.

Pinto se hizo cargo del operativo aquel sábado y procedió de un modo singular en los dos puntos distintos de la playa donde estaban los paquetes de marihuana. Se acercó, recogió los panes y los guardó dentro de una bolsa plástica según los mismos policías que estaban custodiándolos. “Nos dijo que no se podía hacer reactivo porque estaba todo podrido y que él mismo haría el acta y elevaría todo a la fiscalía”, relató uno de los jóvenes.

La decisión del jefe de calle no llamó la atención porque era el oficial a cargo y el operativo parecía ir por los caminos apropiados que dice el código de procedimiento.

Sin embargo, los días pasaron y dentro de la misma fuerza policial comenzó a comentarse que esa marihuana había desaparecido. Fue entonces cuando uno de los policías locales que había hallado la droga en la playa, tras consultarlo con su profesor de la Academia de la cual había egresado a comienzos de diciembre, resolvió realizar la denuncia. El 12 de enero de 2017 se presentó y judicializó el episodio. Horas más tarde, a las 11 de la noche, a él y a los demás jóvenes que habían avistado la marihuana, los sacaron del medio por prevención: la Jefatura Departamental los trasladó bien lejos, al destacamento de Punta Mogotes. A la fiscalía le llama la atención que el jefe Quinteros también haya sacado de la dependencia a Boriani recién entonces.

A partir de ese día se desarrolló una investigación que, en primer lugar, debió certificar que el material hallado, pero inexistente por la propia naturaleza del delito, era marihuana.

Los testimonios sirvieron como un punto de partida: los cinco policías, dos guardavidas y hasta un empresario de la zona del Torreón dieron indicios. Incluso los sospechados dieron a entender eso al asegurar que se había tirado el material porque la marihuana estaba podrida.

Pero el peritaje que faltaba llegó de la mano de algo inusual: especialistas de la Policía Científica, una bióloga y un bioquímico, analizaron las fotos que los nóveles policías habían tomado de los paquetes.  Primero aseguraron que los envoltorios correspondían “al aspecto visual típico que presentan los ladrillos que se analizan habitualmente en este laboratorio”; luego indicaron que “respecto del material vegetal, se aprecian tallos delgados, hojas y semillas grisáceas tipo aquenio que dan un indicio cualitativo compatible con Cannabis Sativa”; y por último demolieron la artimaña de los responsables del operativo al decir que “respecto al uso del reactivo de orientación, éste da buenos resultados, contando con reactivos recientemente preparados, aún al hacerse con cierta impericia, no existiendo, en caso de tratarse de cannabis sativa, falsos negativos”.

Es decir que en base a las fotos, los peritos concluyeron en que era marihuana y que aun cuando estaba mojada el test lo hubiera comprobado.

Los investigadores bucearon en las causas por drogas iniciadas por la subcomisaría Casino y descubrieron que unos días antes, Pinto había procedido correctamente. En el marco de una requisa que realizaban a un aprehendido por lesiones leves le hallaron 2,48 décimas de gramo de cocaína entre sus prendas. Frente a  tal irrisoria cantidad, Pinto actuó con conocimiento pleno de lo que debía hacer: labró el acta, hizo el reactivo y remitió todo lo actuado a la fiscalía.

En cambio, cuando tuvo a su cargo una gran cantidad de droga (de 2 a 5 kilogramos de cocaína) hizo todo lo contrario. Según consta en el expediente, la versión oficial de la subcomisaría Casino es que como la droga estaba podrida dio resultado negativo, la arrojaron a un contenedor de basura ubicado en la calle. Sin dejar constancia de nada y falseando una verdad científica: el cannabis sativa no da negativo.

Esa postura exculpatoria fue rechazada de plano por el CATI (Cuerpo de Ayuda Técnica en la Instrucción), de la Fiscalía General, y en su lugar se indicó en el expediente que el entrecruzamiento telefónico, los mensajes de texto y de audio de Pinto para “orientar” futuras declaraciones, la ausencia de actas realizadas por la oficial Baigorria en la subcomisaría, los mendaces comentarios sobre procedimientos simultáneos esa misma tarde y decisiones internas operativas (traslados, desplazamientos) fueron en función de disponer de la droga y encubrir esa maniobra.

El lunes 22 será la ocasión de que los tres imputados se defiendan con sus declaraciones.

El fiscal Fernando Berlingeri citó a declarar para el próximo 22 de mayo al oficial subinspector Leonardo Pinto, y a los oficiales Claudio Boriani y María Baigorria por existir prueba de su intervención, con distintas responsabilidades, en un episodio que revela, en el mejor de los casos, inoperancia, malicia, falta de profesionalismo, anarquía, desconocimiento del procedimiento, y en el peor, corrupción policial.

En tanto el subcomisario Guillermo Quinteros, a cargo de la dependencia, también está siendo investigado para saber si tuvo alguna participación en los hechos.

Pinto, el principal involucrado, fue imputado del delito de malversación de bienes equiparables, según los artículos 261 y 263 del código penal. En tanto Baigorria y Boriani de “omisión de promoción en la persecución penal”.

 

 

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