El actual senador Joaquín de la Torre, parece no tener muy claro su dirección en la campaña política que lleva adelante para ser uno de los «candidatos» a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, esto se hace evidente cuando uno ve de quienes se rodea por ejemplo cuando visita el partido de Avellaneda.
Mostrarse en algunos lugares y acompañado de oscuros personajes de la política local, no suman nada y por el contrario alguien le debería abrir los ojos y decirle quien suma y quienes son pianta votos, los vecinos si bien no suelen informarse, sí están cansados de algunos que hace años viven de la política pero no son convocantes ni queridos.
No me voy a extender en relatar el pasado de Joaquín de la Torre, que ha dejado mucho por hacer cuando fue intendente de San Miguel, partido en el que nació y ese dato no menor debería ser suficiente para dudar de su capacidad para gobernar una provincia tan extensa y compleja como la provincia de Buenos Aires, más aún resulta casi una burla que entre los que se le acercan, el discurso sea el de la «seguridad», ¿de verdad muchachos?.
También para los vecinos que no lo saben, que dicen ser antiperonistas, cuando en las fotos y videos, ven a los referentes locales de Juntos por el Cambio, sepan que tienen a dos líderes con corazón peronista y que más aún, integraron el FPV, Frente Para la Victoria por si no saben de que se trata, que fue fundada por el año 2003 como una coalición peronista armada por el kirchnerismo, así, Maximiliano Galucci, presidente del bloque de concejales de Juntos por el Cambio en Avellaneda, es un ejemplo y el propio Joaquín de la Torre, otro ex integrante de esa coalición kirchnerista.
Cualquier persona inteligente, se cuida de los denominados «traidores», porque se puede cambiar de ideales, pero es dudoso cambiar de convicciones y la ética.
Si su intención es hacer campaña en Avellaneda, por respeto a los vecinos, debería antes saber con quienes se rodea y más aún, no ser incoherente en lo que sube a sus redes sociales, todo bien con sus promesas y mentiras políticas, pero todo mal, cuando se miente, se encubre y se pone en riesgo la vida de los ciudadanos.
Por ejemplo en su Instagram curiosamente olvidó subir sus fotos con los concejales y candidatos en un bar del centro de la ciudad, no lo protegen de quedar «pegado» a impresentables como Sebastián Vinagre, que represente por sí solo todo lo que está mal y que es una contradicción a los valores que dicen representar.
Otro punto que resta es su visita a Villa Inflamable a un comedor, donde hay poca solidaridad y mucha política ya que el lugar funciona más como una unidad política territorial que como un comedor para los necesitados y de yapa te venden una puesta en escena con un pañuelo celeste colgado, como si fuera un estandarte de algo virtuoso.
Se olvida, ignora o encubre el candidato, los graves problemas de contaminación ambiental que padecen desde hace años los que viven en Villa Inflamable y hasta se puede decir que por su paso como ministro en la gestión de María Eugenia Vidal no debería ignorar la gran parte de responsabilidad que tienen los gobiernos, el nacional, provincial y municipal en encubrir a un conjunto de empresas contaminantes, sumado todo a una sospechosa inacción judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto al cumplimiento de lo que se conoce como «El Fallo Mendoza».
Como periodista es inaceptable que los medios locales se hagan los distraídos y callen sobre estas contradicciones, encubrimientos y mentiras, como vecino de Avellaneda, le reclamo respeto, no todos somos unos crédulos o ignorantes a los que con una sonrisa y cara de atención nos puede convencer y le vuelvo a recomendar que vea con quienes se rodea y quienes lo asesoran, una cosa es no saber y otra es ser un improvisado.
Por Marcelo Ricardo Hawrylciw