Entre las medidas erróneas del intendente Jorge Ferraresi, podemos señalar la caótica situación de la falta de controles y sanciones a los infractores de las Leyes de tránsito.
Se podría decir que Avellaneda es el paraíso de los infractores que ante la falta de medidas por parte del municipio se incrementan, porque si cualquiera hace lo que se le canta, el mensaje es que entonces cada uno lo puede hacer, por esa puta costumbre como decía el cantante popular «Cacho» de imitar solo lo malo y no lo bueno.
Desde el caos que originan los padres en época escolar, demostrando que ya desde niños el mensaje es que si tenés dinero haces lo que se te canta y es que justamente los colegios privados son los puntos donde menos se respeta el estacionamiento, evidenciando incluso una falta de respeto por el otro, ejemplos de los peores lugares el Colegio San Martín, el Pío XII, Instituto French y hasta el María Auxiliadora, ahora el receso escolar trae algo de alivio, pero es temporal, esos padres infractores son incorregibles y lo peor, se ofenden si se les infracciona, digo qué culpa tiene el resto de los que conducen si su comodidad los hace estacionar donde les plazca?. Así muchas calles de Gerli están agrietadas, hundidas y rotas, al igual que los frentes de muchas viviendas, sumados a los daños que provocan los camiones y que el municipio demora meses en reparar como la luminaria de la intersección de las calles Tapalqué y Tres Sargentos, que lleva meses sin ser repuesto.
Los camiones son un problema sin solución y sin intenciones de solucionarlo, al igual que el estacionamiento, Ordenanzas en vigencia existen como la Ordenanza Nº 22.535, que incluso detalla la nómina completa de calles y Avenidas y los días y horarios donde está prohibido estacionar en distintas zonas del Partido, destacando el apartado de
Prohibición total de Estacionamiento:
• Parques, Plazas, Plazoletas y/o Boulevares del Partido.
• Paradas de transporte público, de taxis y agencias de remises (estas últimas pueden reservar sobre su frente la superficie destinada al estacionamiento de dos vehículos).
La Ordenanza 24.730 y sus Decretos Reglamentarios, que regula el tránsito pesado en la ciudad de Avellaneda con el fin de proteger las calles de eventuales roturas y hundimientos.
La norma sancionada prohíbe en el tránsito de vehículos de más de 24 toneladas de peso bruto total y de más de 13,20 metros de largo, 2,60 de ancho y 4,10 de alto, en el partido de Avellaneda, salvo por lo que se delimita como Red de Tránsito Pesado. Quedarán exceptuados los servicios de urgencia, como bomberos, policía y sanitarios; los servicios de emergencias, como los vehículos de las empresas de servicios públicos; el transporte de combustible para el abastecimiento de la ciudad; vehículos municipales y de auxilio mecánico de automotores.
Con esto es evidente que existe un incumplimiento reiterado de parte del ejecutivo local, ya que todos los días los vecinos de la fábrica de galletitas Pozo padecen el paso y el estacionamiento de camiones de gran porte, muchos proveedores de la empresa y otros de la misma empresa que teniendo un gran playón por comodidad estacionan y circulan incluso de contramano por las calles del barrio, a esto se suman los camiones de las distintas empresas de logística que hasta estacionan sobre la vereda, las que se rompen y vuelven intransitables.
La conclusión es sencilla, Avellaneda es un municipio ausente en prevención de siniestros y educación vial, no porque no se hayan destinado recursos, en campañas viales fantasmas la gestión Ferraresi ha gastado millones, en medidas tan ridículas como hacer campaña vial en la Costa Atlántica y nada en el partido.
Los vecinos tampoco colaboran mucho, basta ver autos estacionados en las veredas a diario, en algunos casos varios impidiendo el paso y en infracción, algunos se justifican diciendo que no pueden pagar una cochera, pero bueno, la realidad es que si no te da el bolsillo no jodas a otro o paga las multas sin chistar.
También hay irresponsables que llevan cargas en camionetas o camiones de forma imprudente pudiendo generar un accidente o provocar daños, los derechos de uno terminan donde comienzan los del otro.
Por Marcelo Ricardo Hawrylciw