La cuarentena que no es cuarentena y que Dios nos ayude

Para entender qué es realmente una cuarentena, debemos remitirnos a una sencilla definición.

Se define como cuarentena a la separación y restricción de movimientos de personas que estuvieron expuestas a una enfermedad infecciosa, pero que no tienen síntomas, para observar si desarrollan la enfermedad.

Si nos atenemos a esta definición, quienes están en contra de la cuarentena impuesta en la Argentina, tienen algo de verdad al decir que se han excedido y puesto limite a algunas libertades, pero es en ese punto donde la verdad se termina para los que hablan de derechos constitucionales vulnerados y peor aún los que dicen que se suspendieron los otros dos poderes del Estado Repúblicano.

En primer lugar, cualquier estudiante inicial de derecho o carreras sociales sabe que los derechos no son absolutos y de ahí surge esa definición incompleta de que los derechos de uno terminan donde comienzan los del otro.

No menos cierto es que en esa compensación de poderes, el Poder Ejecutivo y más precisamente su representante el presidente, tiene dentro de sus facultades legítimas y legales el recurso de los Decretos, hoy más conocidos como DNU.

Por esa mala propaganda de una oposición irresponsable y que muchos de sus representantes deberían haber sido imputados por fiscales en turno de oficio, es que la cuarenta extendida a todos los ciudadanos y el aislamiento social se fue relajando con el tiempo.

Los ciudadanos, cansados del aislamiento, muchos con necesidades económicas y otros por el simple hecho de que al ver que no pasa nada grave con el incumplimiento, poco a poco fueron respetando menos el aislamiento y el distanciamiento, así, el esfuerzo inicial quedó en abstracto y todo a quedado en la suerte o la voluntad de Dios de que no se descontrolen los casos de contagios.

Los propios gobiernos tanto de la Ciudad, como Bonaerense y especialmente los municipios, relajaron de una forma peligrosa los controles respecto al cumplimiento por parte de ciudadanos y de comercios que sin estar habilitados abrieron a escondidas y con pocas medidas de seguridad, sin comprender que es un virus altamente contagioso.

De esta manera ambos discursos políticos son equivocados, el gobierno extiende una cuarentena imperfecta, con todos los controles relajados porque hace más de un mes que por dar un ejemplo los ingresos y egresos de CABA no tienen por varias horas controles, para arruinar horas de control con un par de horas sobra.

El caso del municipio de Avellaneda

Si existe un partido donde desde El Sindical veníamos advirtiendo del riesgo de la falta de controles en cuanto a las juntadas de jóvenes en barrios como Dock Sud, Sarandí, Gerli, Corina, Wilde y Piñeiro, sumado a comercios donde se trabajo a puertas cerradas o persianas bajas, poco y nada se hizo por parte de las autoridades, incluso el entorno del intendente Jorge Ferraresi en lugar de tomar nota y evaluar la situación fueron por lo más sencillo, bloquear los comentarios y así hacer de cuenta que todo estaba bien.

Esa negligencia es imputable y lo vuelvo a decir al intendente Jorge Ferraresi que premió con una subsecretaría y más poder a Marcelo Rey, un funcionario con una mala gestión en seguridad y que le dieron la conducción de los Cuidadores Ciudadanos y el control de comercios.

Pero también hay que señalar que en esto el Gobierno Nacional falló cuando aseguraron que las tarjetas SUBE solo iban a estar habilitadas para los que desarrollan tareas esenciales y el permiso único necesario tampoco es controlado, con lo cual la interacción de personas ocurre y de forma imprudente.

Por si fuera poco, en Avellaneda, muchos con buenas intenciones y por ignorancia en los métodos de prevención terminan exponiendo a sus vecinos, desde los que organizan ollas populares sin las debidas medidas de higiene y prevención, hasta los que sin protocolos atienden a clientes, se agrava en el caso de los que tienen un contacto de cercanía o necesariamente deben tocar a la otra persona.

Si a esto sumamos que muchos prefieren creer a una persona que atiende sin estar en una actividad autorizada, que viaja sin estar autorizada y cree que quien no respeta nada se va a ocupar de cuidar su salud, entonces, después no pida que la asistan si se enferma, porque en este tipo de patología se enferma quien no se cuida y quien no respeta la distancia.

Más aún, cuando advertimos por una muerte de COVID de un conocido político para que los vecinos de los barrio por donde estuvo tengan cuidado y atención, un comerciante en infracción nos acuso de no estar informados, bueno, viendo que la gente prefiere creer en el que está en infracción, que prefiere no cuidarse y hacer lo que le parezca, de Avellaneda, solo informaremos la estadística oficial, como dicen, son todos ya grandes y saben qué tienen que hacer para cuidarse, prefieren juntarse a beber y fumar, pasear de la mano sin barbijos, festejar cumpleaños, hacerse las uñas, cortarse la barba, cortarse el cabello, escaparse con el amante, ir al supermercado y tocar todo como si no estuviera el virus circulando, ponerse guantes en una cola pero usar el celular tocando su cara, no lavarse las manos o desinfectarse cuando entrega o recibe dinero, entonces jódase, es molesto y complicado cuidarse, pero en realidad falta voluntad.

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