Seguimos con la demagogía de los funcionarios

  El lunes 20 de febrero del 2012, a las 08:00 hs. un grupo de menores, que se encontraban en uno de los bulevares de la Av. 9 de Julio a metros de la Av. de Mayo, buscaban diferentes formas de subsistir, unos buscando algo en los cestos y otros haciendo juegos para luego pedir limosna a las automovilistas.

A solo unos metros de los menores, un grupo importante de policías, personal de seguridad, de tránsito, médico y del Gobierno de la Ciudad, se encontraban a la espera del corte de calle para los festejos de los carnavales.

La escena me hizo pensar en la Ley Nacional 26.061, en los Tratados Internacionales sobre los Derechos del Niño y en el lanzamiento el miércoles pasado en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires del Abogado del Niño, todo muy útil, necesario, pero sin un correlato práctico en la realidad, de hecho hemos debido esperar desde el 2005 hasta el 2012, para la creación de una figura que era necesaria mucho antes del 2005.

Falta un largo camino por recorrer en lo que a la protección de los Derechos del Niño se refiere, incluso entre abogados especializados y cumpliendo funciones en la materia, se nota la falta de compromiso a la hora de hacer su trabajo y con el tiempo se transforman en hábiles desmoralizadores de ciudadanos que se acerquen a denunciar violaciones a los derechos de los menores.

Personalmente he comprobado como las áreas específicas del Gobierno de la Ciudad que deberían ocuparse de los menores y de sus familias demoran con las denuncias, derivan las mismas de un lado al otro, y en el medio de esa burocracia las cosas siguen exactamente igual, es decir, menores en riesgo y con sus derechos vulnerados.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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