Vecinos molestos por inventos del Foro Vecinal Avellaneda Segura

Con el ambiente político revuelto y la necesidad de seguir creciendo económicamente, el sitio y los espacios en las redes sociales del Foro Vecinal Avellaneda Segura, lucha por ser el referente de las noticias sobre inseguridad de Avellaneda, sabiendo que es uno de los temas que más preocupa a los vecinos y esto no solo garantiza reiteradas visitas, sino que esas visitas son los mejores avales para vender un espacio comercial.

Así, un lugar donde se leían noticias policiales reales, con testimonios de vecinos, se fue transformando en una cartilla de publicidad donde se promociona cualquier cosa, incluso avisos de estafadores y como quien paga manda, desde el foro Marcelo Frecha suele quejarse de los vehículos mal estacionados, algo correcto, pero lo incorrecto y poco ético es que ignora las reiteradas infracciones de tránsito y las molestias a los pasajeros que genera Electricidad Alsina, el comercio de Av. Belgrano 727, comercio que suele abonar pautas a los medios locales, para evitar se mencionen algunas de las irregularidades que no son solo el estacionamiento.

Desde hace unos meses, algo, motivo a que Frecha comenzara a publicar hechos que no existieron, su excusa es que al tener tantas visitas y recibir tantos mensajes se le hace imposible chequear lo que publica, algo que demuestra su falta de respeto a sus lectores y en esa ridícula explicación avala un vale todo, donde parece que se le subió la «fama» a la cabecita.

Luego de varios reclamos de vecinos en distintos hechos donde se le ha pedido precisiones sobre la zona o algún dato más no obtuvieron respuestas, haciendo dudosa la publicación, ya que hasta la foto utilizada por la supuesta víctima es extraída de Internet, raro no que alguien no tenga una foto de su bicicleta?, difícil alguien la pueda reconocer si no se trata del objeto robado.

Así están las cosas por Avellaneda, con medios locales tratando de sobrevivir, que se reconocen como no periodistas y en eso sostienen el no cotejar.

 

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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