Una hormona, la nueva esperanza en el tratamiento de la diabetes

diabetesInvestigadores de la Universidad de Harvard descubrieron una hormona capaz de multiplicar las células productoras de insulina. La betatrofina es lo más prometedor en el tratamiento de la enfermedad.

Según publicó la revista brasileña Veja, el hallazgo de los científicos de Harvard es la noticia más alentadora en el combate contra la diabetes desde el aislamiento de la insulina, en 1921.

Un artículo publicado en la revista científica Cell informó que investigadores de la Universidad de Harvard anunciaron el descubrimiento de la hormona betatrofina, capaz de promover la proliferación de las células beta. Localizadas en el páncreas, las beta son las responsables de la síntesis de insulina, otra hormona imprescindible para la entrada de azúcar en las células de todo el organismo. En los diabéticos, las células beta son destruidas o no funcionan satisfactoriamente, de ahí la relevancia del hallazgo.

En la experiencia con ratones, en cuyo metabolismo fue acelerada por laboratorio la producción de betatrofina, el número de células secretoras de insulina aumentó, en promedio, 17 veces; llegó a 33 veces en algunos casos.

Al parecer, el entusiasmo por la betatrofina no es sólo de los investigadores, sino que se extiende a la industria farmacéutica. La hormona ya fue autorizada por el laboratorio Janssen, filial de Johnson & Johnson. Por otra parte, en Evotec, empresa alemana de biotecnología, 15 investigadores trabajan con la betatrofina. La expectativa es que una versión sintética de la hormona esté disponible en cinco años para investigaciones clínicas.

Sobre la enfermedad

Con 366 millones de diabéticos en el mundo y 2.800.000 enfermos en la Argentina, se estima que para el año 2030, 1 de cada 10 adultos podría padecer este mal. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que probablemente para ese año se duplique la cifra.

Se trata de una de las enfermedades llamadas «silenciosas» porque sus consecuencias no generan síntomas significativos hasta un estadio avanzado. Sin embargo, es posible mitigar los efectos de este mal, en favor de una mejor calidad de vida.

Respecto de esto, podemos afirmar que la diabetes II se presenta como consecuencia de una alimentación con alto consumo de azúcar. Esto, sumado a elevados niveles de estrés y el desarrollo de obesidad, son los principales factores que derivan en el mal funcionamiento del páncreas y su producción de insulina, y en este tipo de diabetes. Hasta el día de hoy, si bien tiene tratamiento, no se halló la cura.

A diferencia de la tipo II, que se relaciona directamente con la obesidad, la diabetes tipo I -también llamada diabetes juvenil- es una enfermedad autoinmune, en la que las células de la inmunidad atacan al páncreas, que es el órgano que produce insulina.

Asimismo, está comprobado que las emociones afectan los niveles de glucemia. Por eso, la diabetes originada por las tensiones nerviosas y conflictos emocionales, es la llamada «diabetes emotiva».

La experiencia con pacientes demuestra que aunque un diabético no haya comido durante más de 15 horas, puede tener una glucosa en sangre arriba de lo normal por haber pasado una situación de angustia, ira o ansiedad. Esto tiene una explicación hormonal muy clara: cada vez que nos ponemos nerviosos sube un neuroquímico llamado adrenalina, y esta sustancia estimula directamente la glándula suprarrenal aumentando el cortisol. Estas dos sustancias normalmente suben el azúcar en la sangre, sacándola del hígado, y así se producirá un cuadro de hiperglucemia en un diabético.

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