María Eugenia Vidal entre la demagogia y la estupidez

Por estas horas la actual diputada María Eugenia Vidal, siguiendo con su autobombo de alabarse ella misma, publicó un posteo en redes sociales que va dirigido sin dudas a sus seguidores, los que han sido influenciados de manera tal que no cuestionan nada de lo que los referentes de su espacio político publiquen, casi como si fueran líderes de una secta, donde se cree más por fe que por inteligencia.

Antes de ir a la cuestión es necesario aclarar que es la demagogia y la estupidez, a los fines de que se comprenda que no se trata ni de un titular «ganchero» o denigrante, todo lo contrario intento que se reflexione del riesgo que implican estos políticos que mienten y manipulan.

La demagogia, es una estrategia utilizada para conseguir el poder político que consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del público para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica, la desinformación, la agnotología y la propaganda política. No es algo nuevo que han descubierto los asesores de los políticos, pero sí funciona en una sociedad cada vez menos formada culturalmente.

En la historia de las doctrinas políticas se considera que fue Aristóteles quien individualizó y definió por primera vez la demagogia, definiéndola como la «forma corrupta o degenerada de la Democracia» que lleva a la institución de un gobierno tiránico de las clases inferiores o, más a menudo, de muchos o de unos que gobiernan en nombre del pueblo. Así, una licenciada en Ciencias Políticas como lo es Vidal, no le son ajenos estos conceptos, mucho menos la historia de la humanidad y la manipulación de muchos poderosos que intentaron perpetuarse en el poder.​

La estupidez, a la sencilla definición académica que refiere al que tiene calidad de estúpido por no comprender o ser torpe, algo descalificativo, se le puede sumar La Teoría de la Estupidez, de Carlo Maria Cipolla. El profesor de historia del pensamiento económico Carlo Maria Cipolla, tuvo fama por un opúsculo titulado Allegro ma non troppo publicado en 1988.

Para Cipolla, hay una fuerza humana más enérgica que las grandes corporaciones, más poderosa que los estados más robustos, más audaz que las redes criminales más sofisticadas. Esa fuerza es la de la estupidez humana. Cipolla entra en el tema de la estupidez no como una plañidera ni como un cínico. Su aproximación no tiene que ver con una denuncia de los males de la tierra, sino que es la aproximación de un científico sobre un tema objetivo cuyos fenómenos son susceptibles de ser estudiados. Segunda Ley Fundamental de la Estupidez Humana (ley de hierro): la probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.

La evidencia científica apunta a que todos los hombres tenemos en conjunto las mismas capacidades. Sin embargo, Cipolla piensa que no. Cipolla defiende que hay hombres que nacen irremediablemente estúpidos. ¿Y qué ocurre cuando un gilipollas o una bandada de ellos mandan en una nación? Pues que esta nación va irremediablemente a la ruina moral, económica, social.

El gobernante estúpido y gilipollas lo es exclusivamente por su ego y para él, despreciando absolutamente a su pueblo, al que trata como gilipollas y cercena cada día la libertad, la ética, la moral y todos los derechos poco a poco hasta convertirlo en un rehén de su ambición y egoísmo.

Vaya que es muy interesante y relevante la teoría de Cipolla, casi que me deja con poco por argumentar.

Sí, es evidente que María Eugenia Vidal, es de mínima torpe con su publicación y por su propio ego, cae en una trampa difícil de explicar, jactarse de ser el primer ex gobernador que no cobra su jubilación de privilegio hace ruido, porque ella durante un par de años declaró estar alejada de la política, se dedicó a viajar por el mundo con sus hijos y con sus sueldos de «docente» universitaria, pudo viajar y aún así ahorrar lo suficiente como para comprar una vivienda que le costó varios millones de pesos, si bien declaró que vendió su casa de Morón, nada lujosa y de un valor muy alejado del que adquirió, afirmó que tuvo un préstamo para mudarse al barrio denominado «La Isla», en Recoleta.

Según algunas publicaciones la descripción del lugar es la siguiente:

Se conoce como La Isla a un pequeño sector dentro del barrio de Recoleta (Ciudad de Buenos Aires), junto a la Biblioteca Nacional, que se caracteriza por sus pasajes con escalinatas y por la Plaza Mitre, que domina una barranca sobre la Avenida del Libertador. En el año 2013, el valor del metro cuadrado se elevaba a US$5000.

Sus límites son las avenidas Las Heras, Pueyrredón y del Libertador y la calle Agüero. Muy top.

Es más que obvio que la «transparencia» se pone algo nublada si lo que se quiere decir es que ella es como cualquier ciudadano, no es algo privativo de Vidal y su espacio político, por el lado del oficialismo también tienen a funcionarios que recibieron préstamos de subalternos en algunos casos por un millón y medio de dólares, algo insólito, pero que no tienen problemas en declarar en las declaraciones juradas patrimoniales, algo que Vidal no HIZO.

Le recuerdo señora Vidal, que usted gobernó una provincia que no tiene control de las declaraciones juradas, que no posee una Oficina Anticorrupción con lo cual los funcionarios gozan de una IMPUNIDAD que favorece la corrupción y que también dejo una provincia donde el Acceso a la Información Pública tampoco funciona si lo que se quiere es demostrar transparencia.

Ahora, en su rol de legisladora, para lo que se postulo y fue votada, usted se dedica a viajar, a hacer campaña pero no de un trabajo legislativo responsable.

Deje de subestimar la inteligencia de los ciudadanos y mejore sus propuestas, así NO.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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