María Eugenia Vidal, chapotea en sangre

 Vidal-chapotea-en-sangre María Eugenia Vidal, asumió como gobernadora de la provincia de Buenos Aires, el 10 de diciembre del 2015, y ya contaba como antecedentes políticos, el saber aprovechar las oportunidades, en el año 2007, fue electa legisladora, pero su paso fue breve ya que renunció para pasar a ser Ministro de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en el primer período de gobierno de Mauricio Macri.

A pesar de no haber tenido una gestión destacada y verse salpicada por algunos escándalos, Mauricio Macri la elige para que sea su segunda en la reelección que ganan en segunda vuelta, su trabajo más que buscar mejoras para los vecinos, fue el de fortalecer al PRO frente a extraños y propios, ganando la confianza de Macri quien la posiciona como candidata a gobernadora por la provincia de Buenos Aires, actividad política que comienza a realizar a mediados del 2013, cuando comienza a recorrer la provincia de Buenos Aires con el objetivo de sumar votos para la elección presidencial, ganando en el 2015 en segunda vuelta con el 39% de los votos. No hicieron mecha en ella las denuncias contra su esposo Ramiro Tagliaferro, quien también ganó la intendencia de Morón.

Con un gran aparato de prensa, María Eugenia Vidal, convenció a los ciudadanos de la provincia de Buenos Aires, que ella representaba El Cambio en la provincia más importante del país, promesas como combatir la corrupción y la inseguridad fueron pilares fundamentales para que los bonaerenses se inclinaran por la primera mujer en gobernar una provincia amplia y complicada.

Como ya mencioné, Vidal asumió formalmente el 10 de diciembre del 2015 y no tardaron en llegar las promesas de cambio de la mano de la presentación en sociedad de su gabinete de ministros y funcionarios, pero los cambios a la fecha no han sido tales, problemas puntuales como la inseguridad, salud, empleo y educación siguen pendientes.

Curiosamente algunos municipios, como por ejemplo Lanús y Quilmes, donde el PRO impuso a sus candidatos, Grindetti por Lanús y Molina en Quilmes, siguen teniendo graves problemas de inseguridad sin mejorar los índices delictivos y por el contrario sumando muertos, de los dos casos testigos, tal vez, el más llamativo sea el de Lanús, ya que Grindetti, es de los hombres con llegada al actual presidente y a la gobernadora, si realmente fueron electos por los vecinos para ser un cambio, cómo se explica sostener a los responsables de la seguridad que tienen estadísticas negativas, Lanús no solo no ha mejorado sus índices de delitos, sino que varios de los delitos que se cometen en el partido de Avellaneda lo realizan delincuentes con domicilio en Lanús y Quilmes, basta con hacer un análisis de las estadísticas para comprobar esta especie de inmigración delictiva, donde las estadísticas son muy diferentes en lo que respecta a Avellaneda, cuya fuerza policial registra la tasa de procedimientos policiales más elevada de la provincia de Buenos Aires, con picos de hechos policiales esclarecidos en el período 2014-2016, incluso los vecinos y los medios se mantienen informados desde las páginas online que poseen la Jefatura Distrital y la Coordinación de Policía Avellaneda.

En su amplitud, la provincia de Buenos Aires constituye un verdadero desafío para cualquier político que piense que es sencillo gobernar, pero más aún cumplir las promesas de campaña, sin un debido asesoramiento en la materia, los resultados no serán los esperados y la imagen del gobierno terminará pareciéndose mucho a las anteriores.

No solo no se han relevado a jefes policiales ineficientes, sino que la justicia provincial debe ser objeto de una profunda auditoría y depuración, muchos de los departamentos judiciales mantienen alta desconfianza de la población y algunos como el Polo Judicial de Avellaneda siempre está bajo sospecha por la estadística negativa de llevar a juicio a peligrosos delincuentes, como ya advertimos sobre los casos de bandas de delincuentes que durante años tuvieron protección judicial para “trabajar” la zona sur, la ausencia de imputados en causas por drogas que no sean los ocasionales adictos que se transforman en dealers sino los verdaderos “narcos”, justificando su incapacidad para ser funcionarios probos, con delincuentes sin recursos, pero que son un número más para las estadísticas incompletas, que impiden los ciudadanos sepamos realmente si se investiga y juzga a todos como lo establece la Constitución Nacional o bien, simplemente concurren a sus oficinas a dejar pasar el tiempo.

Los asesinatos de dos policías del C.P.C Lanús, de un vecino en el interior de un supermercado y de dos jóvenes en pocos días, demuestran que las cosas están mal en Lanús y un cambio es más que necesario, no se puede seguir sosteniendo a un jefe policial que ha pasado varios años en el partido con distintos cargos, pero siempre cuestionado y con el delito en alza.

Los últimos hechos graves de sangre que involucran a “trapitos” hacen más fuerte la alerta, si un gobierno no puede controlar la actividad de estos personajes, en su mayoría violentos, proclives a la bebida y el consumo de sustancias, es una mentira que prometan ocuparse del resto de los delitos y del narcotráfico.

Vidal debe saber que hoy chapotea en la sangre de víctimas inocentes, que prometió un cambio que no ha realizado, tal vez, los primeros cambios deba hacerlos en su entorno, es evidente que ha sido muy mal asesorada, hay varios personajes que no deberían estar en funciones y hasta los han ascendidos.

La gobernadora Vidal aún está a tiempo de corregir los errores y reclamar soluciones a su gabinete y funcionarios, la seguridad no se soluciona con lindos discursos a la prensa, esperamos como medio periodístico sepan escuchar los reclamos, pero especialmente el dolor de los vecinos.

 

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

 

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