Cuando uno creía haber visto todo en política, siempre hay quienes llegan a la política gritando ¡¡Acá estoy YO!!, miren lo que hago, miren lo que digo y así le restan la poca seriedad que tiene la política a los ojos de los ciudadanos, porque estos impresentables no tienen ideología, un día te militan a Milei, se van denunciando corrupción y que es kirchnerista, después militan a Larreta hasta que pierde la interna, después se van con Bullrich y cuando pierde, vuelven a Milei, todo en unos pocos meses.
Siendo objetivos, estos personajes locales, son un capítulo aparte en la política argentina, porque si bien hay políticos que saltan de un partido a otro, ejemplos sobran como por ejemplo Patricia Bullrich, que salto de partido en partido y de ideología en ideología, estos mamarrachos son tan ridículos que ahora los de La Libertad Avanza de Avellaneda no los quieren ni de panfleteros.
Una imagen vale más que mil palabras y da pena ver a los que arremetieron contra Arnaldo Pepo Díaz, acusándolo de tener causas penales por violencia de género, de ser un «negociador» de cargos, de tener vínculos con los peores de la política local, sus denunciantes, la «piquetera hot» Silvina Soria y Guillermo Passini de la Agrupación La Julio Argentino.
La primera en irse del espacio buscando 5 minutos de fama, fue Silvina Soria, que apostó a JXC y denuncias mediante de pedidos de dinero que nunca pudo probar, mostró ser poco confiable, de la mano del destructor de la UCR Fernando Landaburu, experto en traiciones y engaños, la seudo hot, no dudo en traicionar al Dipy «su amigo» al que le sacaba información cuando según ella charlaba de política con él en su dormitorio, para acusarlo antes de las elecciones de ser candidato a la intendencia de La Matanza y de vivir en CABA.
El otro sin honor es el ex candidato a intendente, Matías Ascurra, que se alejo con denuncias y versiones de incluso golpes por dinero y ahora vuelve con los eyectados denunciadores a militar a Milei en la Plaza Alsina, ¿con qué cara miran a sus hijos?, a sus familiares, amigos y vecinos, solo ellos lo sabrán.
Por Marcelo Ricardo Hawrylciw