El Sumo Pontífice sostuvo que la trata de personas afecta a todos los países y «es una verdadera forma de esclavitud», en el marco de un discurso que pronunció ante embajadores en la Santa Sede. «Esto no puede continuar, es una grave violación a los Derechos Humanos de las víctimas», consideró.
El Papa Francisco afirmó hoy que la trata de personas es «un crimen contra la humanidad» y «un una verdadera forma de esclavitud», que afecta a todos los países, incluso los más desarrollados.
Así lo expresó durante el discurso que pronunció hoy ante 16 nuevos embajadores y un representante diplomático no residentes ante la Santa Sede, según informó el Vaticano.
«La trata de personas es un crimen contra la humanidad. Esto no puede continuar: es una grave violación de los derechos humanos de las víctimas y una afrenta a su dignidad, además de una derrota para la comunidad mundial», dijo en su enérgico discurso.
«Todas las personas de buena voluntad, sea que profesen una religión o que no lo hagan, no pueden permitir que estas mujeres, estos hombres, estos niños sean tratados como objetos, engañados, violados, a menudo vendidos y revendidos, con diferentes fines y, al final asesinados», agregó.
En ese marco, consideró «necesaria una toma de responsabilidad común y una voluntad política más fuerte para vencer en este frente», así como «responsabilidad hacia los que han caído víctimas de la trata para proteger sus derechos, y para garantizar la incolumidad de sus familiares, para evitar que los corruptos y los delincuentes eludan la justicia».
También exigió una intervención legislativa «adecuada en los países de origen, tránsito y llegada, también para facilitar la regularidad de las migraciones, puede reducir el problema”.
Si bien destacó que los gobiernos y la comunidad internacional «no han dejado de tomar medidas en los distintos niveles para bloquearlo y para proteger y asistir a las víctimas de este delito», dijo que «es necesario que la acción se extienda al ámbito cultural y a la comunicación».
Por último, calificó a la trata de personas como una «plaga social de nuestro tiempo» e instó a la comunidad internacional «a hacer todavía más concorde y eficaz la estrategia contra la trata para que los hombres y las mujeres nunca sean utilizados como un medio, sino respetados siempre en su dignidad inviolable”