En el día de hoy, la policía de Avellaneda, volvió a tener que intervenir en dos casos donde lo correcto era la presencia de una ambulancia, a pesar de las denuncias en las redes de los vecinos, de los reclamos por la falta de ambulancias, el intendente Jorge Ferraresi, sigue apostando a la resistencia con la sangre de los vecinos.
Así como se evidencia un deterior intencional en las calles del municipio, así como sigue faltando compromiso con la seguridad de los vecinos al no tener un centro de monitoreo eficiente, seguimos con la ausencia de ambulancias para asistir a los vecinos ante emergencias médicas.
Hoy la policía debió asistir a un colegio de Villa Domínico para auxiliar a un niño de 8 años y casi al mismo tiempo, otros efectivos debieron asistir a una anciana de 82 años la que se encontraba lesionada en la vía pública y a la que trasladaron al hospital Fiorito, donde una vez más se repite el otro gran problema local, no querían recibirla por falta de médico en la guardia.
Es hora de que los concejales que nos representan calentando las sillas del HCD y tomando café o té en las sesiones se ocupen de la salud de los vecinos, de que se pidan explicaciones de los motivos por los cuales teniendo el municipio una gran flota de vehículos, seguimos sin ambulancias, hay camionetas de alta gama que se han comprado para mandados o para que algún pícaro se vaya a la costa a pasear como ya lo han denunciado los vecinos subiendo las fotos, pero no hay una ambulancia disponible.
Después los vecinos se quejan cuando la policía demora en llegar a un llamado y se dice que no patrullan, pero en un Estado ordenado, la policía tiene otra función distinta a la de estar auxiliando temas vinculados a la salud, muy bien por la policía que solidariamente transporta a los que necesitan traslado, pero no es esa su función e incluso es un compromiso legal para estos, alguien está haciendo las cosas muy mal y son varios los que miran para otro lado. Mal por las autoridades del Hospital Fiorito que permiten que un vigilador o una médica se nieguen a recibir a un accidentado, el mundo del revés.
Por Marcelo Ricardo Hawrylciw
