El Colegio de Abogados Avellaneda-Lanús ¿es una cueva política?

Una curiosa situación se ha dado en el tiempo en el Colegio de Abogados de Avellaneda-Lanús, donde desde su origen mismo la prioridad de los miembros del nuevo colegio ha sido la rosca política, desvirtuando esto la relevante función que los mismos tienen en la sociedad, donde además del cobro de la matrícula a los profesionales, se supone, debe velar por la defensa y asistencia jurídica de las personas que carezcan de recursos, algo que no estaría siendo una prioridad y es una de las principales quejas que se reciben de los requerimientos y la burocracia que sufren quienes acuden en busca de equiparar armas en un proceso judicial.

Dice además la Ley 5177, en el Título II, Capítulo II, artículo 9Cumplir y hacer cumplir el mandato ético superior de la abogacía, de defender la justicia, la democracia, el estado de derecho y las instituciones republicanas en toda situación en la que estos valores se encuentren comprometidos, conforme a los derechos y garantías constitucionales.

Partiendo de esta supuesta obligación, vale la pena preguntarse ¿qué pasa en el CAAL?, ya que en sus distintas corrientes internas que tienen posiciones políticas muy marcadas, esto no sería un problema siempre y cuando la política o mejor dicho la militancia no desvirtué el funcionamiento y la actividad principal del colegio.

Pero he podido comprobar que desde el 2021/2022, distintos funcionarios que son abogados del municipio de Avellaneda, pasaban más horas en actividades de la Lista 1 Colegiación Unida que conduce Adriana Coliqueo, así el secretario de Legal y Técnica del Municipio de Avellaneda, el abogado Sergio Daniel Ceballos, se ausentó reiteradamente de su oficina para hacer campaña, algo que éticamente es reprochable porque tiene un cargo jerárquico con uno de los sueldos más altos en el municipio y complicidad mediante, se le permite lo que a otros empleados municipales no, que son controlados por un sistema dactilar su presentismo, situación similar la del subsecretario dependiente de Ceballos, el abogado Marcelo Alejandro Fisicaro que alterna su trabajo con el Colegio de Abogados o el Templo Umbandista.

Como ciudadano y contribuyente del municipio de Avellaneda, reprocho que funcionarios se ausenten de sus trabajos, incumplan sus obligaciones y tengan un desempeño negativo en sus tareas, en el caso de Ceballos la cosa se agrava ya que en su ausencia nadie toma decisiones o atiende al vecino que se acerca, he concurrido personalmente y si bien las empleadas de forma amable me toman los datos que incluyen mi número de celular, nunca se han comunicado o respondido un mail, los que conservo a modo de prueba de la situación que describo. Idéntica situación se ha dado con el CAAL donde se le solicitó información al respecto y prefirieron no responder.

Dicen que la única verdad es la realidad y luego de la campaña y las elecciones en el reparto de cargos, resulta que el fugitivo funcionario Sergio Daniel Ceballos, es el vicepresidente 2do del CAAL, flaco favor le hace a una institución alguien que cobra un sueldo público que no honra con su trabajo como corresponde.

Más allá de que Ceballos y Fisicaro seguirán haciendo lo que se les canta y que Adriana Coliqueo le de prioridad al apoyo necesario que recibe de los políticos que comparten su ideología por sobre la transparencia y la ética profesional, es necesario dejar en claro que hay hecho irregulares, conductas reprochables porque los nombrados no están obligados a un trabajo que evaden, bien pueden renunciar y dedicarle el tiempo que quieran a su militancia política y actividades en el CAAL, pueden ejercer su profesión de forma independiente y no aprovechar cargos por los servicios prestados.

Una muestra de la incongruencia institucional de las actuales autoridades del CAAL, organizan actividades académicas como por ejemplo PIROTECNIA CERO, donde disertan sobre sus efectos y consecuencias, pero no se pronunciaron nunca al respecto del incumplimiento doloso y reiterado de los clubes de fútbol de Avellaneda o los actos políticos del propio municipio donde se usa pirotecnia de alto impacto sonoro, si no se enteraron ya que usan las redes para sus fiestas sociales pueden buscar los videos y los reclamos de los vecinos, digo es necesario tener coherencia entre lo que se pregona y se hace.

Que se entienda, no se reprocha la militancia o la actividad política, sí sus incumplimientos como funcionarios, su falta de ética y los silencios cómplices de quienes así terminan avalando lo que deberían reprochar si queremos una sociedad responsable, ética y que cumpla con la Ley, que se supone ante ella somos todos iguales, menos los nombrados.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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