Daniel Lewicki, todo lo que está mal en política y sindicalismo

Daniel Lewicki demostró con una inusual contundencia la política oportunista que practican muchos en la Argentina, oriundo de un barrio humilde en el límite de Sarandí y Gerli, desde el sindicalismo comenzó a jugar en política, como muchos sindicalistas que con los recursos de los trabajadores ponen un huevo en cada «canasta» y de paso se aseguran un cargo.

Lewicki anduvo por el peronismo, por el massismo y luego en el PRO o Juntos por el Cambio, fue justamente en el espacio del macrismo donde lleno de soberbia e impunidad se descuidó y comenzó a mostrar que «pertenecer» tiene sus privilegios.

De la mano de la hoy senadora Gladys González, por el año 2016 Lewicki ostentaba el cargo de concejal del PRO Avellaneda, era el delegado en el partido por el Ministerio de Trabajo provincial que conducía María Eugenia Vidal y además era secretario general del Sindicato de Guincheros, es decir un tipo que en teoría representaba a vecinos y trabajadores, pero más preocupado en la fiesta y el pasarla bien, de trabajar poco y nada.

Se agrava el hecho de que semejante «pecador» si lo vemos desde lo religioso, era promovido en sus actividades por el aparato político y recaudatorio que armó el cura conocido como el padre Sergio Abraham, donde Lewicki que nada tiene de ser un católico practicante, era habitué del programa radial Todos Somos Uno, que se emite por Radio María del Rosario, donde uno de los conductores era el otro hipócrita también concejal por el PRO Diego Malito, es decir, hasta quienes pregonan la palabra de Dios, se terminan «vendiendo» por algo más que 30 monedas de plata.

Un incidente protagonizado por este impresentable de la política y el sindicalismo demostrará que en la política y el sindicalismo la CORRUPCIÓN se encubre y que la IMPUNIDAD no solo está garantizada sino que hablando en criollo, se te cagan de risa en la cara.

Daniel Lewicki es interceptado por el mes de octubre del 2016 por la Policía Federal cuando circulaba de contramano y a velocidad por el barrio de Constitución en CABA, su estado era el de un ebrio y nunca se informó si se encontraba intoxicado por el consumo de sustancias a pesar que en su entorno mucho se hablaba de algunos excesos y falta de cuidados, en el procedimiento se vio a un hombre insultar y amenazar a los policías, algo reprochable e inaceptable para un político de un espacio político que se jacta de ser los defensores del personal policial y de las instituciones, el video filmado por el personal policial se viralizo y todos los medios reproducían los gritos de Lewicki que incluso amenaza con golpear a los policías.

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Ante semejante escándalo era de esperar que su conducta tenga un castigo ejemplar, pero NO, en el HCD de Avellaneda, lo protegieron y solo lo suspendieron, una sanción ridícula que demuestra que de HONORABLE el concejo local tiene muy poco. Lejos de llamar la atención, la licencia que le regalaron a Lewicki generó otro capítulo para la vergüenza de la política local, cuando se tomó conocimiento de que la reemplazante de Daniel Lewicki, Julia Recalde denunciaba a quien la quiera escuchar que no tenía oficina para trabajar y atender a vecinos, la razón, el concejal con licencia se llevó las llaves de su despacho y se negaba a vaciarlo afirmando que lo suyo era algo temporal y que iba a volver, la concejal debió trabajar desde el playón de autos del concejo deliberante, demostrando la inoperancia del presidente del HCD Hugo Barruego y el secretario de cuerpo Roberto Sicari.

Por el lado del gobierno de la provincia que conducía María Eugenia Vidal la cosa fue peor, lo removieron de su cargo de delegado del Ministerio de Trabajo en Avellaneda, pero lo ascendieron al cargo de Coordinador de las delegaciones del Ministerio de Trabajo, insólito e indignante. Por el lado del sindicato de guincheros, un gremio de trabajadores donde siempre hay reclamos la cosa tuvo la misma suerte, a pesar de que Lewicki ostenta una vida de rico, que nada tiene que ver con la de un dirigente sindical honesto, nada pasó.

Luego de las elecciones que perdieran Juntos por el Cambio, toda la renovación política fue muy lenta en cuanto a la publicidad de los nuevos funcionarios, la Pandemia permitió que nadie controle nada y que muchos cobren sus millonarios sueldos desde sus casas con la excusa de cuidarse y el trabajo a distancia.

Grande fue mi sorpresa cuando en el directorio del Consorcio de Gestión del Puerto de Dock Sud encontré como director a Daniel Lewicki, a esta altura su presencia demuestra que los políticos son unos atorrantes, que ni a él ni al resto les da un mínimo de vergüenza y que mientras los votantes o boludos pelean en las redes quien vota a los más corruptos, ellos, los políticos se reparten cargos y dinero sin decir una sola palabra, a la fecha no escuché a nadie cuestionar la presencia de Lewicki en un directorio que administra un negocio multimillonario y que gracias a Lewicki debo presumir que los otros directores son de su misma calaña.

Los ministerios involucrados de la Gobernación de Buenos Aires dejan muy mal parado al gobernador Axel Kicillof, no solo porque hay graves falencias en lo que a los controles de las declaraciones juradas de los funcionarios se refiere sino porque también hay un evidente incumplimiento de la Ley 27.275 de Acceso a la Información y sus Decretos 1172/2003 y Ley 12.475, consultado la Asesoría General de Gobierno, conducida por Santiago Carlos Pérez Teruel, la respuesta fue ridícula y poco profesional, debería alguien o el gobernador ocuparse de que los funcionarios que cobran millones por su trabajo por lo menos no responsan pavadas, cuesta creer que un organismo de asesoramiento al gobernador, que se supone son abogados reconocidos brinden respuestas lamentables y que desprestigian a las instituciones.

En el colmo de lo ridículo, el Ministerio de Producción , Ciencia e Innovación Tecnológica no posee un solo mail de contacto con sus autoridades, para peor el único medio de contacto, un número de teléfono según la operadora no pertenece a un abonado en servicio, sí, aunque usted no lo crea el ministerio de ciencia y tecnología es un chiste en cuanto a los recursos tecnológico para contactarse y llevamos un año y meses de trabajo a distancia, es decir, en ese ministerio a nadie le importa interactuar con los ciudadanos, lo conduce el ministro Augusto Costa, quien no hay que olvidar forma parte del directorio de Ternium, del Grupo Techint.

Pero la frutilla de la torta sin dudas la dio el Sindicato de Guincheros, donde hoy Daniel Lewicki sigue siendo parte de la conducción, del secretariado general, siendo Secretario Gremial del gremio, pero con un llamativo cambio de identidad, según la página del sindicato Daniel Lewicki es para información de los trabajadores Daniel Lewid, Roberto Coria, titular del sindicato es otro cómplice de un impresentable, pasaron varios años desde el 2016 y a pesar de que Lewicki hizo todo para mostrar que los trabajadores no son su preocupación, que quedó en evidencia que es otro de los sindicalistas ricos, que se mostró por cuanto mundial hubo viajando con lujo, siguió siendo parte de la conducción de un sindicato que por este señor y su impunidad tiene dudosa transparencia.

Si hay algo que reconocerle a Daniel Lewicki es que su presencia es un faro que llama a investigar, su presencia en el Puerto de Dock Sud me ha permitido encontrar serias y graves deficiencias en los controles del gobierno provincial, el gobernador Axel Kicillof debe ocuparse del tema o derivar en alguien responsable mejorar los controles, hay otros directores con inconsistencias e incluso incompatiblidades para el ejercicio de la función de varios en ese consorcio de administración que no es un lugar menor, hay empresas con denuncias por contaminación, por posición monopólica y actividades afines, otras con constituciones societarias dudosas y todo mezclado en la comodidad de saber que nadie se ocupa.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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