«Alfa» representa la degradación social y la manipulación peligrosa de «Gran Hermano»

El personaje modelado para generar rating en uno de los programas más bizarros y guionados que surgió como un experimento social y terminó siendo un lucrativo producto televisivo, que nació en 1997 en Europa por la productora holandesa Endemol Entertainment como resultado de un «brainstorming» y desde su estreno en 1999, ha tenido picos de masivos televidentes y otros en los que no ha despertado el mismo interés.

El formato ha tenido varios formatos e incluso se lo ha llevado a los videojuegos, principalmente es una mirada voyeur del espectador, que no solo observa las 24 hs. a esos participantes interactuar, sino que los canales donde se reproduce el programa utilizan toda una batería de marketing para apuntalar el producto y también para atraer audiencia, de todos los formatos similares, el Gran Hermano es considerado un programa de excesos.

Resulta interesante citar un fragmento de GRAN HERMANO: EL PANÓPTICO MASSMEDIÁTICO de Carolina Sanabria Sing:

Teóricamente, tal normalidad se relaciona con el registro documental en donde el comportamiento y la personalidad de los sujetos recluidos se modifican durante el transcurso del programa. Es una confirmación de que la televisión, bastándose con retransmitir aconteceres de una situación fabricada, no refleja mundos ni abre ventanas, construye realidades. No se trata de una reproducción social a pequeña escala, como tanto se ha dicho. Gran Hermano es la ejemplificación perfecta de lo afirmado por Català (1993): la realidad no será otra cosa que un producto de las cámaras. Así, en Ed TV y en Death Watch, los creadores y productores intervienen para manipular el entorno en donde se desenvuelve el sujeto y/o a este mismo –aunque en sus respectivos desenlaces los televisivos protagonistas concluyen, como los hijos de Cronos, enfrentándose al dios quien los ha engendrado: Ed emplaza a su propia audiencia para atacar al principal responsable de la cadena y Roddy procede a la automutilación de sus ojos para no tener que volver a ahondar nunca más en las obscenidades de lo real. Y es que Gran Hermano se publicita como un producto abocado a la reproducción de condiciones reales, cotidianas de la existencia no es casual que su eslogan sea la vida en directo.

Sin embargo, éstas se quiebran en el momento cuando hay unos sujetos quienes acceden a formar
parte de una realidad mediatizada desde varios mecanismos de enunciación. El primero, quien no
suele visualizarse, está relacionado con la selección. En principio, los postulantes son elegidos,
al igual que en el género documental (Nichols, 1997) en función de una potencial habilidad
de desempeño atractivo de sus capacidades de representación delante de la cámara. No obstante,
cada edición confirma que esta etapa inicial se rige por un afán creciente de espectacularización
(subordinado a las complejidades de su personalidad interna, a la conformación contrastante del
grupo y/o a las vinculaciones previas con actores públicos, en especial de la cultura rosa).

Con esto queda muy en claro los motivos por los cuales un personaje tan despreciable y ridículo como el que le toca representar a Walter Santiago alias «Alfa» quien obediente y servil a los fines del programa no duda en inmolarse, como cuando se mostró desnudo y quedó en evidencia que su exagerada masculinidad con violencia y machismo es para compensar lo que la naturaleza no le dio, también se entiende la «protección» de la producción a muchos de sus comentarios racistas e inaceptables en una sociedad que se supone equilibrada y digo se supone porque si la producción decide sostener a un personaje de esta calaña, los televidentes deberían dejar de ver el programa hasta que saquen a semejante mamarracho que nos representa frente al mundo como consumidores de programación basura.

Tampoco se ha visto una acción directa de los colectivos de mujeres por los tocamientos de Alfa a Camila, que técnicamente es un abuso, ¿raro no?

Pero debe existir un límite en lo que se muestra y no se puede ser tan tibios para dejar que en un programa que no representa la realidad de nadie, un personaje como este se meta a justificar a un grupo de cobardes y asesinos como los que están siendo juzgados en Dolores por el asesinato de Fernando Baez Sosa, ¿desde que conocimiento opina este impresentable?, ¿en qué cabeza normal, se puede creer que 11 tipos golpeando a un joven al que pusieron de rodillas y siguieron golpeando es un accidente?, es evidente que lo de Alfa no es el estudio porque solo un ignorante le adjudica a un hecho doloso la condición de accidente que en todo caso es un hecho fortuito que no es el caso. A Fernando lo mataron con dolo, con saña y sin ningún tipo de piedad.

Incluso antes de ingresar a Gran Hermano Alfa había posteado algo muy distinto a lo que ahora dice en el «juego» para sumar polémica, confirmando que no es tan «macho» y que se somete obediente a ser un títere grotesco del programa.

Esto por sí solo debería ser momento para que los que miran estos programas basura entiendan que no puede existir empatía con esos personajes, deberían mostrarle a la producción que es el público el que manda y que si no sale Alfa y que si no se evita crear y fomentar estos personajes el programa no tendrá audiencia.

Depende de todos buscar una sociedad mejor, repudio el personaje de Alfa, pero más repudio la producción de Gran Hermano.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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