Los guardiacárceles reclamaron por su seguridad y subieron las imágenes a una cuenta de Facebook. Pedían por una requisa que finalmente arrojó un alarmante resultado: los reclusos tenían 69 armas blancas y 50 celulares en su poder.
«¡Muchachos, una requisa, pongámonos las pilas…!», clamaban los guardias de la Unidad 41 de Campana ante la inacción de las autoridades que venían denunciando a través de una cuenta de Facebook, abierta para tal fin.
Es que los presos estaban tomando el control de la cárcel. Se sacaban fotos haciendo alarde de las afiladas facas tumberas que poseen. Y a principios de este año un preso murió asesinado por otro, por una herida de arma blanca ocurrida durante una pelea entre internos.
Las impactantes imágenes se dieron a conocer en la red social y rápidamente, por decisión de la jefa del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), María Florencia Piermarini, se llevó a cabo la requisa tan solicitada. El resultado fue, al menos, alentador: el director, el subdirector del Penal y dos jefes responsables de pabellones fueron relevados, al tiempo que se les iniciaron sumarios a través del área de Asuntos Internos.
En la requisa fueron secuestradas unas 69 facas largas y 50 celulares, todos en poder de los presos. Mediante un comunicado difundido a la prensa, el SPB indicó que el procedimiento se inició a partir de las 6 y participaron más de 70 agentes de Jefatura del Servicio Penitenciario y del Complejo Carcelario Campana así como supervisores de la Jefatura y del Ministerio de Justicia provincial.
La determinación del procedimiento se produjo justo después de que se conociera la gran cantidad de presos que portan armas dentro de las cárceles bonaerenses, gracias a que los guardias subieron las fotos a la página de Facebook «Sub Oficiales del Servicio Penitenciario Bonaerense. Fiches NOOOO» (sic), que tiene casi 6.000 seguidores. El sitio es utilizado como espacio de denuncia por el mal estado de los penales bonaerenses y la condición en que se encuentran los detenidos.
En esa cuenta anónima, varios presos de distintas penitenciarias aparecen con armas blancas, e incluso en una de ellas se puede ver a los reclusos con el cantante del grupo tropical «Damas Gratis», Pablo Lescano, quien suele dar recitales en distintos penales del país.
La descripción del perfil reza: «Este es un espacio para los que realmente ponemos el lomo en esta actividad, para quienes dejamos a nuestras familias por días enteros. Sin distinción de destino pero solo para los que LABURAN».
En Mendoza también
El caso de la cárcel de Campana, así como cualquier establecimiento carcelario bonaerense, no exclusivo de esta provincia. Presos del Penal San Felipe, en Mendoza, donde a principios de este 2014 hubo una revuelta, también se sacaron fotos portando facas largas y las subieron a Facebook. Se trata de un caso casi idéntico, salvo porque en este caso las autoridades continúan en sus cargos.
Según publicó el diario local Uno, las fotos fueron subidas a Facebook por un interno del centro penitenciario de Capital, que acompañó las imágenes con algunos mensajes intimidantes, en los que brama, entre otras cosas, frases como «muerte a la yuta», «aguante los chorros» o «larga vida al ladrón». Además, amenaza: «Sta vez no pudimos con el motim la proxima se pudre!» (sic).
El recluso se refiere a un hecho ocurrido el pasado 2 de enero, cuando los internos del pabellón 8 A intentaron tomar como rehenes a los agentes que los custodiaban y de esa forma tomar el módulo.
El director del Servicio Penitenciario mendocino, Eduardo Orellana explicó, en declaraciones a Radio Nihuil que están «atentos a esas redes sociales».
Asimismo, sostuvo que los internos de las fotos están identificados y las armas fueron requisadas.
Orellana informó que «estas ‘chuzas’ (armas blancas de fabricación casera similares a las facas)» las fabrican con partes de muebles de la cárcel que los reclusos rompen.
Según se informó, los internos del módulo 8A son menores de 21 años.
Los guardiacárceles reclamaron por su seguridad y subieron las imágenes a una cuenta de Facebook. Pedían por una requisa que finalmente arrojó un alarmante resultado: los reclusos tenían 69 armas blancas y 50 celulares en su poder.
