Silencio de Puerto y Aduana con 5 barcos de Buquebus de contrabando en Buenos Aires

  Juan Carlos López Mena, dueño de Buquebus, sigue sigue atropellando las normas aduaneras. Ningún funcionario hace nada para cobrarle la multa correspondiente. Hay 5 barcos amarrados de contrabando y no actúan ni Puerto ni Aduana.

En el puerto de Buenos Aires hay algo que llama poderosamente la atención: hay 5 barcos de la empresa Buquebus amarrados de «contrabando», un hecho por el que ni la Aduana ni el Puerto hacen nada.

Se trata de 5 enormes embarcaciones (imposibles de ocultar o de disimular) pertenecientes a Juan Carlos López Mena, dueño de Buquebus.

“Todos ven, cómodamente instalados desde sus oficinas, cómo desguazan un buque que se registró con ingreso temporal”, relata un aduanero que sabe sobre el tema y no deja de advertir. “Pero nadie hace nada. No por desidia, sino por una elaborada cadena de complicidades”, agrega.

Los 5 enormes barcos de Buquebus se encuentran amarrados hace más de seis meses y no son de bandera argentina (tienen la de Uruguay), por lo cual se incurre en la violación del artículo 970 del Código Aduanero, configurando el delito de contrabando.

La multa correspondiente en estos casos es de por lo menos el 30% del valor de la embarcación amarrada en esas condiciones irregulares. Pero sin embargo hay más: su importación estaría prohibida, dado lo cual correspondería perfectamente aplicar la multa el decomiso de esas cinco embarcaciones.

Pero esto no nocede hasta ahora debido a una larga serie de acuerdos oscuros y complicidades o -en el mejor de los casos- desidia o incluso la famosa «vista gorda» con la distracción inexplicable de quienes deben hacer cumplir lo que corresponde.

Los responsables de esto son tres funcionarios de la Aduana. Uno es Pablo Gastón Cordiglia, jefe del Departamento Operacional en el Puerto de Buenos Aires; otro es Emilio Federico Baccini, jefe de Control y Fiscalización Operativa (justamente lo que no hace). Por último, Buquebus opera dentro de lo que es la Estación Marítima Buenos Aires (EMBA), cuyo máximo responsable es Eduardo Daniel Gómez.

El caso que más llama la atención y resulta menos disimulable es el de la embarcación Albayzin, al cual Buquebus desguaza para proveer motores, asientos y equipamiento para otros barcos suyos, en especial el Silvia Ana L. Como todos los demás, el Albayzin tiene matrícula uruguaya, que es la IMO 9059054.

Otros dos buques están casi en estado de abandono total desde hace varios años. Uno es el Patricia Olivia II, amarrado y en desuso en Ferrylíneas, con matrícula Ivo 9207314. Algo parecido sucede con el Thomas Edison, que nunca llegó a navegar en la flota de Buquebús. Su matrícula es IMO 8642971.

Así mismo, desde hace más de dos años se encuentra amarrado en el Puerto de Buenos Aires el Flecha de Buenos Aires, que operaba para la ferrylínea Seacat, una firma low cost de Buquebús. Su matrícula es IMO 8502248, y fue reemplazado por el Juan Patricio.

El quinto barco en cuestión es el Luciano Federico L. Durante años estuvo amarrado en la Dársena Sur, al lado del histórico buque Solidor. Ahora, en cambio, el Luciano Federico L descansa en el astillero Tandanor.

Todos los buques mencionados tiene matrícula uruguaya inactiva, dado lo cual tendrían que tocar territorio uruguayo al menos una vez por año, algo que ninguna de estas cinco embarcaciones hace. Así las cosas, deberían pagar una multa superior al 30% de su valor, y podrían ser decomisados de inmediato.

“Por lo menos, Cordiglia, Baccini y Gómez se cruzan a diario con estos buques. Es imposible que no los vean”, sostiene un aduanero de la sección Resguardo.

Además de estar en el Puerto de Buenos Aires de contrabando, estos buques no cumplen con dos requisitos. Uno de ellos es el Certificado de Navegabilidad, que expide el puerto en el cual está amarrado. Sirve para controlar que las condiciones de seguridad sean las adecuadas, y para prevenir contaminación en buques de bandera extranjera.

Por otra parte, también se exigen la Presunción de Navegabilidad. La misma estima que el buque reúne las condiciones de seguridad suficientes. Si esa sí, el certificado puede renovarse o convalidarse. Por supuesto, nadie controla una u otra en las cinco embarcaciones de López Mena.

El mismo empresario que coqueteó con el kirchnerismo todo el tiempo, y que hasta prometía hacerse cargo de Aerolíneas, tiene una red de protección aduanera que trasciende a los gobiernos. Y que le permite evitar multas millonarios por desarrollar el comportamiento que tuvo toda su vida: hacer lo que se le da la gana, sin pensar en respetar las normas.

 

Fuente: 26 noticias

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