Santiago del Estero:Buscan a paraguayo que abusó de dos hijastras

paraguayo-violador-caraLas víctimas tienen 12 y 16 años. Contaron a su madre el calvario vivido con su padrastro, aunque la mujer las trató de mentirosas y defendió a su concubino.

“Si la mamá nos quisiera no nos cambiaría por ese hombre. Se fue con quien abusó de mi hermana y de mí durante tres años. Encima, cuando se lo contamos nos quemó el brazo con una plancha y nos gritó: ‘No me van a separar de él; yo lo quiero. Ustedes mienten. Son unas p…”

Karina, de 16 años (identidad ficticia) camina por las calles de Beltrán con la sola compañía de la abuela. Su mundo, cuan castillo de arena, acaba de derrumbársele entre las manos. Su madre la abandonó junto a 3 hermanos y se fue a Buenos Aires, o Paraguay. Quiere evitar la detención de su pareja, un paraguayo acusado de violar a dos hijastras: de 12 y 16 años.

“Nuestro padrastro empezó a abusar de nosotras hace tres años. Mi hermanita tenía 9 y yo 13. Se metía en mi pieza y me hacía cosas. No sabía por qué amanecía con el pantalón bajo. Un día me hice la dormida; él entró y me desnudó. Grité y se fue, pero igual nunca se detuvo”, relató la mayor de las víctimas.

Fue más allá y ahondó: “Vinimos a Beltrán hace casi un año y medio. Allá (Buenos Aires) él ya nos abusaba. En total, somos 10 hermanos: 2 están en Buenos Aires y 8 llegamos a Beltrán. De todos, 4 hermanos somos de otro padre y otros 4, hijos de él”.

Instalados ya en el barrio La Cooperativa, el paraguayo prosiguió con su faena. “Se las ingeniaba para separarnos a los hermanos. Empezó a trabajar en una pollería. Se la llevaba a mi hermana para que le ayude. El trabajo terminaba a las 10 (22) pero él la traía a las 2 ó 3 de la mañana. La mamá los esperaba. Y nunca decía nada”. Según la causa, el paraguayo ultrajaba a la adolescente en una zona oscura de un club.

“Karina” aún tiene fresco otro amargo recuerdo. “Él nos ordenaba ir a la pieza para que abuse de nosotras. Un día me empujó; no fui. Me cambió por mi hermana. Ella empezó a llorar. Se agarró del brazo de mi hermanito y se lo llevó a la rastra. El pobre salió de la pieza gritando que a su hermanita la tenían desnuda en la cama”, describe llorando la adolescente.

“Mamá, él nos abusa le decíamos con mi hermana, pero ella juraba que no era cierto. Que nosotras éramos malas. Y que no la separaríamos de él”, ahonda “Karina”.

“Tiempo atrás nos quemó un brazo y la mano, acusándolas de mentirosas. Hasta a mi hermano le quemó un brazo cuando se perdió dinero. De la nada”, prosiguió.

Dos semanas atrás, la pareja empezó a vender los muebles. “Vendió una heladera a $ 1.000. Había costado más de $ 6.000”, detalló la menor. Todo fue vendido. No nos dejaron nada. El equipo de música, la televisión, la heladera, mesas y sillas. No entendía qué pasaba”.

El viernes a la noche sobrevino el desenlace. La mujer y el paraguayo contrataron a un sujeto apodado “Tati” que tiene un vehículo. Cargaron unas pocas cosas. Ella encerró a cuatro hijos con llave. Con su pareja, ascendió a un colectivo y literalmente se los devoró la tierra.

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