El Banco Ciudad es una especie de generador de artículos periodísticos inagotable. Es un mundo pequeño pero de amplías repercusiones donde un grupo de empleados cansados del maltrato, de la falta de reconocimiento, de las postergaciones en los ascensos y el bastardeo de la carrera bancaria los llevaron a organizarse para impulsar una silenciosa rebelión, que ni el mismísimo George Orwell hubiera imaginado.

Desde el comienzo de esta investigación, varios de los empleados actuaron casi de “encubierto” ya que querían un cambio a las políticas nuevas. Muchos jugaron a dos puntas al mejor estilo “comodines”. Cada sector del banco tiene por lo menos un empleado descontento y varios con deseos de venganza por algún castigo impuesto o por una postergación injusta, de esta forma, para este “plan” lo mejor era comenzar a realizar denuncias en los medios, así se instalaba una conciencia de interminable conflicto, desorden y corrupción en el banco.

Oportunistas y con intereses personales la gremial interna alentó las movilizaciones ante la presión de los trabajadores, y sin querer, muchos le hicieron el juego a la conducción del banco, la gremial y algunos empleados que vieron mejor negocio acomodarse ellos que ser cabeza de turco.

Es cierto que el conflicto de alguna manera beneficia a la gestión que dirige el banco y nada mejor para privatizar una institución estatal que el demostrar que no es un buen “negocio”, que genera pérdidas y que está demasiada politizada. Para la gremial esto no fue pasado por alto y por ello luego de hacer algo de ruido y dirigir algunas puteadas, se entró a negociar con las autoridades del banco algunos cambios, nuevas estructuras y ascensos que obviamente no terminaron en quienes lo merecían, sino en quienes “pertenecen”.

Desde hace un tiempo ya prolongado este medio recibe varias cartas de lectores y mail reservados de empleados del banco que nos brindan variada información, información que al ser debidamente cotejada arroja un resultado positivo y abre además nuevas líneas de investigación lo que nos ancla un poco en el banco como tema periodístico.

Así, los últimos acontecimientos en el banco, explican muchos de esos mail, por un lado, existen empleados que están enojadísimos con las designaciones de este último tiempo y el silencio de la gremial a sus reclamos, por caso, en Obras y mantenimiento del banco, nos comenta una lectora que varios compañeros llevan (incluida) ella, años de postergación a sus nombramientos, no así otros que sí fueron nombrados. Para algunos de los postergados además de no ser nombrados como corresponde fueron derivados a otros sectores perdiendo de alguna manera su categoría, al deber realizar otras actividades y sin que se les reconozca su trabajo a cargo.

En el área de sistemas también la rebelión suena fuerte, un jefe de equipo se opone a su traslado con uñas y dientes, apoyado en su lucha por un supervisor y un subgerente que detestan al gerente de área al que consideran un oportunista y un paracaidista.

En el sector de seguridad, dos hombres y una mujer nos han escrito bajo seudónimos para preservar su identidad por razones obvias, denunciando que han sido postergados en sus ascensos a pesar de llevar años esperándolos, mientras que otros que llegan nuevos a aprender el trabajo son premiados con ascensos y aumentos en sus sueldos. Por el lado de la mujer, esta se queja en su mail de no ser tenida en cuenta, de llevar más de cuatro años en el sector sin tener un aumento, además de tener que poner la cara por su jefe cuando se lo pide.

Ya habíamos mencionado del enfrentamiento en este medio entre la coordinación de seguridad y STI por varios hechos que terminaron en un sumario contra el responsable Jorge Repetto alentado por Eduardo Gutiérrez a cargo de la seguridad del banco y era sabido que ninguno de los dos dejaría pasar la oportunidad de terminar con la carrera del otro.

Hasta acá, nada distinto de lo que puede ocurrir en cualquier ámbito laboral competitivo donde hay mucho por ganar o perder, pero a toda esa rebelión latente siempre le falta un impulso, un motivador o un titiritero, alguien que encienda la mecha para hacer estallar todo, y es lo que ahora intenta hacer el líder de la gremial interna Miguel Maggio, oportunista como pocos y sin códigos, se encuentra alentando a esos descontentos empleados que creen van a redimir sus vidas siendo útiles a la rebelión.

Así, hay que advertir, que las firmas y las movilizaciones que tiene en mente organizar la gremial, no son en beneficio de todos, como no lo han sido hasta ahora sus gestiones. Tienen intereses personales claros, algunos de estos tienen que ver con nombramientos pendientes de “allegados” a ellos, varios de los que han traído y llevado chismes, otra de las intenciones es realizar una marcha donde se utilice a los compañeros para generar un conflicto dentro de casa matriz y demostrar que el jefe de seguridad es un inútil, al parecer se quiere boicotear a Eduardo Gutiérrez con el aporte de varios de estos rebeldes de la granja.

Si bien Eduardito no es santo de mi devoción, Miguelito mucho menos, por lo que mi mejor consejo es que hay que tener mucho cuidado de quienes te rodean, no hay nada peor que tener muy cerca a alguien que supo dormir con el enemigo de la calle Esmeralda.

Nos han llegado varias denuncias que estamos investigando y que no publicaremos hasta tanto no constatemos la veracidad de los mismos para evitar ser utilizados en internas del banco. Por lo que le pedimos paciencia a los que nos escriben reclamando esas publicaciones. Podríamos dar más nombres, pero seguramente cada una de las partes involucradas ya sabe de quien se trata.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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