“Palitos chinos”: hacinamiento y muerte en una comisaría tucumana

reclamo-contra-policía-de-Tucumán“El baño donde estaban metidas ocho personas es más chico que esta mesa. ¿Entiende? Más chico que una mesa”.

Ariano Nahuel Biza y Emanuel Gallardo, 22 y 20 años, estaban detenidos junto a otros siete jóvenes por delitos menores en un baño de la comisaría Regional Norte de Yerba Buena, Tucumán. El testimonio que dibuja la celda improvisada, que era un baño “de un metro por uno y medio”, es del bombero voluntario que intentó reanimar a estos dos jóvenes que, después de dos horas de respirar humo tóxico de un colchón quemado, murieron por asfixia.

Todo ocurrió hace 3 meses, el 29 de junio en Yerba Buena, Tucumán, en medio de las acusaciones cruzadas del fraude electoral en esa provincia, y lo recordó su madre Silvia Soria, mamá de Ariano, al encadenarse el miércoles al Congreso de la Nación. Entre visitas guiadas de colegios y city tours con extranjeros, Silvia se ató a la reja con una bandera con la foto de su hijo y dos carteles que responsabilizaban a la policía y denunciaban la falta de justicia.

Las versión bombera

Los pocos medios que hicieron eco de las muertes obedecieron la versión policial: “Presos quemaron un colchón en la celda y hubo dos muertos”, publicó La Gaceta, que explicaba en la nota que “todo ocurrió para resistir una inspección de rutina”.

El testimonio de los bomberos voluntarios de Yerba Buena puso el eje enseguida en otra parte: había 19 personas encerradas en esa comisaría en condiciones indignas y, en particular, 8 de ellas detenidas en el baño de la regional, “metidas como palitos chinos”. Luego se supo, casi todos los detenidos tenían orden judicial de ser alojados en el penal de Villa Urquiza, pero continuaban en la comisaría “por falta de cupo”.

La crónica de los bomberos, publicada en el mismo diario, lleva el siguiente título: “Si llegábamos más tarde, morían todos”. De los 19 presos, 11 debieron ser internados por asfixia, y dos no se salvaron.

yerba buena

El relato de los Bomberos Voluntarios de Yerba Buena es estremecedor: “Había ocho chicos amontonados en un baño de un metro por uno y medio. Estaban metidos ahí. No se veía nada; pero no por las llamas, sino por el humo. Era espeso. Para entrar, hicimos un rastreo por las paredes. Íbamos palpando. Y cuando los encontramos, no lo podíamos creer: no esperábamos que hubiera tantas personas en ese lugar… la cantidad de cuerpos que sacamos. Era difícil separarlos, porque se habían aferrado a ellos mismos. Algunos estaban arrodillados. Otros, acostados en el piso, comprimidos por sus compañeros de encima. Dos habían metido la cabeza dentro del inodoro, porque buscaban aire”.

Los familiares de los muertos denuncian que el colchón estuvo prendido desde las diez de la mañana, negándose los policías a abrir la celda y esperando la intervención de los bomberos, que llegaron cerca de las 12 del mediodía.

Lourdes Gallardo, hermana del fallecido Emanuel, avaló la versión del motín pero reveló su lógica perversa: “Seis de mis siete hermanos roban para la Policía”, denunció a La Gaceta de Tucumán. Según contó, dos de sus otros hermanos también estaban detenidos en esa misma comisaría al momento del incendio.

A Silvia Soria, mamá de Ariano, no le importa si fue un motín o si el incendio lo provocó la policía. Sí cree que ésta es la responsable: “Nunca debió haber tantos presos metidos en ese lugar y, además, no abrieron la celda durante dos horas”.

Silvia denuncia que “así son las condiciones de detención que hay en Tucumán, y yo creo que en toda la Argentina” y, encadenada, reclama “que se impute a toda la guardia del 29 de junio, el fiscal de turno y al juez que lo mantuvo detenido. Ellos siguen trabajando como si no hubiese pasado nada. Ni siquiera los llamaron a declarar”.

Ariano iba a salir en libertad la tarde de ese mismo 29 en que murió, encerrado como un palito chino.

Fuente: La Vaca Org

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