Pablo Matera, renuncia, ignorancia y estupidez

La renuncia de Pablo Nicolás Matera al seleccionado de rugby argentino Los Pumas podía haber sido un acto de sinceras disculpas, un reconocimiento que los twitts publicados por él mismo en redes sociales, de manera pública, por la reiteración de los mismos no pueden justificarse como un hecho errado casual, sino como una equivocada forma de pensar.

La sociedad en su mayoría repudiaron inmediatamente las publicaciones, poco importa si todo comenzó por la falta de un homenaje a la muerte de Diego Armando Maradona, porque con criticas todos ya sabían que estos Pumas no son los Pumas de Hugo Porta, estos Pumas con más derrotas que victorias, alejados de la condición de amateurs que tenían los Pumas con garra, son elitistas y juegan profesionalmente en clubes del exterior.

La mística se fue degradando y los nombres de sus integrantes cada vez son menos conocidos por los argentinos.

Las barbaridades inaceptables que publicaron Pablo Matera, Guido Petti y Santiago Socino, forzaron a la UAR a tomar una medida ejemplar, pero en su lugar la UAR solo los suspendió en la espera de que pase el tiempo y la gente se olvide de estos tres estúpidos y cobardes.

Pero como buen «capitán» el que levantó la bandera de la ignorancia y la estupidez fue Pablo Matera, en su renuncia a Los Pumas, no hay arrepentimiento, ensaya una especie de victimización, pero como su esencia lo traiciona, termina culpando a los directivos de la UAR de no protegerlo, a la sociedad que lo repudio y afirma que como todos, él tiene DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓN, cuesta creer que un «iluminado» como se considera, que estudió en los mejores colegios, haga un comunicado con semejante pavada, su ignorancia lo muestra como un tipo que vive en una nube y en una burbuja que lo muestra como lo que es, un estúpido.

Para que no se sienta agredido le voy a dejar una definición sencilla de estupidez «La estupidez tiene la peculiaridad de ser un proceso normal pero disfuncional del aprendizaje, que ocurre en base a conductas excesivas o mal adaptadas.«

Ergo, usted señor Matera es un inadaptado social, porque no es un señor feudal que impone sus reglas en sus tierras, sino uno más de una sociedad que le puede gustar o no, así como ya celebró irse de la Argentina que le da asco, sinceramente, usted alguna vez se miró en una foto?, haga un sencillo ejercicio ponga una foto suya en algún sitio que analiza los rasgos y cuéntenos los resultados.

Usted dice «No debemos olvidar que la libertad de expresión es un derecho de todos y cada uno de los argentinos y como tal, sea correcta o no, debe ser respetada».

El derecho de expresión que usted invoca equivocadamente, como todos los derechos no son absolutos, porque existen límites a las libertades individuales cuando estos pueden afectar derechos de otros, eso lo saben hasta un niño de primaria, al parecer usted tuvo una mala educación.

Luego habla de respeto, ¿se puede ser tan incoherente?, usted le falta el respeto al personal doméstico, a los paraguayos, a los bolivianos a los negros y habla de respeto?. Es tan repudiable sus twitts como los argumentos para justificar sus publicaciones, porque dice que era otro ese Matera, un adolescente, pero no se arrepiente, solo lo justifica en un razonamiento que no hace más que mostrarlo como un hipócrita, porque usted sigue creyendo no solo que no hizo nada malo, sino que tiene derechos y que incluso deben respetarlo y entonces pienso, su padre Flavio, que falleció cuando usted tenía 13 años, ¿son estos los valores que le dejó como legado?, habla de la policía del pensamiento en una clara alusión política, le guste o no, usted desciende de un médico muy ligado al peronismo, Raúl Matera.

La lamentable conclusión de su renuncia es que usted no aprendió nada, que usted es un tipo con muchos problemitas no resueltos, incapaz de entender que no tiene privilegios, que el origen de su fortuna en parte viene de un sector al que repudia, su obsesión con las mucamas es muy llamativa, no quiero entrar en lo familiar, pero usted mejor que yo sabe que muchos crecen acompañados más horas del personal doméstico que de su familia.

Una vergüenza lo suyo.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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