Natacha Jaitt otro año sin justicia de la mujer que enfrentó a la mafia de las drogas y la explotación sexual de menores

Cuatro años de una muerte que para la justicia fue por una sobredosis, pero que nadie cree, porque llevaba tiempo desintoxicándose y así hubiera vuelto a su adicción no se trataba de una novata, aumenta las sospechas de muchos las circunstancias poco claras y todo lo que generó su muerte, incluyendo campañas de desprestigio en redes sociales por grupos vinculados a un sector político al que Natacha lo expuso al igual que su líder Mauricio Macri.

Aquella noche, del 23 de febrero 2019, Jaitt asistió junto a un amigo, el productor Raúl de Jesús Velaztiqui Duarte, al salón de eventos Xanadú, de Benavídez ubicado dentro del partido de Tigre. El salón era propiedad del empresario Guillermo Gonzalo Rigoni, que estaba presente esa noche junto a dos de sus amigos, el empresario Gaspar Esteban Fonolla y el electricista Gustavo Andrés “Voltio” Bartolín. También era parte de esa reunión una joven de la zona llamada Luana.

En los testimonios posteriores, casi todos coincidieron en que se trataba de un encuentro laboral y que habían tomado alcohol hasta las primeras horas del día siguiente. Varios contaron que, además, se consumió cocaína.

Para investigar la causa, se conformó un equipo integrado por el fiscal adjunto Cosme Iribarren y los doctores Diego Callegari y Sebastián Fitipaldi. Rápidamente, se tomó testimonios de los presentes y el secuestro de las cámaras de seguridad. Ambos puntos fueron cruciales para el desarrollo posterior del expediente.

Las cámaras de seguridad mostraron varias secuencias como la llegada de la modelo al lugar, acompañada de Velaztiqui, lo que pasó en el interior y los momentos de desesperación una vez que los presentes encontraron a Natacha muerta.

Además, grabaron otra secuencia fundamental. Una de las cámaras apuntaba directamente al ventanal de la habitación en la que Natacha había subido para descansar. Dicen que por respeto a su memoria no se hizo trascender lo que se pudo grabar en esa cámara y que aportó la hipótesis de que el consumo de la droga que la mató fue voluntario.

Esas imágenes, también, sirvieron para detener a una persona. Raúl Velaztiqui, el amigo de la víctima, mintió en su declaración testimonial de esa noche. El hombre había dicho, bajo juramento, que el celular de Natacha estaba en el auto en el que los dos habían llegado al lugar. Sin embargo, en las imágenes de las cámaras se vio claramente que tomó el teléfono de la mesita de luz de la habitación en la que murió Jaitt y lo escondió en el vehículo luego de la muerte.

La detención duró apenas algunos días. Los investigadores creen que la mentira tuvo que ver simplemente con una torpeza. Por ese hecho, Velaztiqui firmó un juicio abreviado, aunque luego fue absuelto por una instancia superior debido a una nulidad en su testimonio inicial.

En las fojas 536/540 del expediente “IPP 14-08-00378-19/00″ se puede leer esta frase: “Resulta verosímil, concluir que la muerte de Jaitt Natacha fue producto de un síndrome general asfíctico por edema agudo de pulmonar consecuencia de consumo de cocaína reciente”.

Además, agregan los médicos: “Natacha Jaitt presentó cocaína y/o metabolitos de la misma en fosas nasales, orina, sangre, contenido gástrico y pool de vísceras, lo que hace que resulte muy poco verosímil que el estupefaciente en cuestión haya sido colocado a la víctima durante un período de inconsciencia estando aún con vida o sin ella, ya que parte de la misma, se encontraba en repliegue de cornetes nasales y coanas nasales, lo que resulta indicativo que fue inhalada o esnifada por la propia víctima”.

El estudio está firmado por el jefe de la Dirección de Medicina Legal de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, el doctor Carlos Mauricio Casinelli, y los jefes de los cuerpos médicos de las jurisdicciones de San Isidro, San Martín, Campana y La Plata.

Este documento no deja dudas a los investigadores. No se encontró ningún rasgo de criminalidad en la muerte de Natacha Jaitt. Igualmente se siguió, y se sigue, investigando.

Cómo la familia no logró aportar la clave de apertura del dispositivo y Apple no brinda esa información por más que lo requiera la Justicia, los fiscales le solicitaron a la Dirección de Criminalística y Estudios Forenses de Gendarmería Nacional que mediante el software llamado “UFED PREMIUM” intente desbloquearlo. Por el momento, parece casi imposible.

En un documento enviado a la fiscalía el 19 de agosto del año pasado, los especialistas enviaron una actualización del trabajo: “Al día de la fecha, el equipo electrónico tipo IPAD modelo “A1670″, registra un total de VEIUNTIÚN MIL TRESCIENTOS TREINTA Y CUATRO (21.334) horas de procesamiento, contabilizando NOVENTA Y SEIS MIL QUINIENTOS SESENTA Y CINCO (96565) intentos de desbloqueo, sin haberse obtenido resultados positivos”. A los 99 mil intentos, la pericia terminará sea cual sea el resultado.

Por este motivo, el próximo 7 de marzo, el fiscal Cosme Iribarren citó a declaración testimonial al jefe de los peritos de Gendarmería para que explique cuál es la situación y si vale la pena seguir intentando. En caso de que la respuesta sea negativa, se tomará una decisión. Muy probablemente, el archivo definitivo de la causa.

Nada dice la causa si la droga consumida presentaba algún tipo de alteración en su composición que potenciara sus efectos o que pudiera causar la muerte como ocurrió con la droga adulterada con fentanilo, también resulta tragicómico que en la Argentina los «expertos» de las fuerzas de seguridad no puedan acceder a un dispositivo digital.

Curiosidades de la muerte de una mujer que no se quedó callada, que se expuso y terminó de mínima traicionada en lo que era una muerte anunciada.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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