Mercedes: Perpetua para un violento violador que junto a sus cómplices desnucó a su víctima

Samuel-RamosEl jueves 8 de diciembre de 2005, a María Valeria Alvarez (25) le tocó trabajar aunque era feriado. Se levantó temprano y se fue caminando desde la casa de su novio hacia el supermercado donde cumplía tareas administrativas. Pasó por la plaza principal de Marcos Paz y allí fue sorprendida por tres hombres que la llevaron a un descampado, la violaron, la molieron a golpes y finalmente la desnucaron.

A casi cuatro años del crimen, ayer el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Mercedes comenzó a hacer justicia: condenó a prisión perpetua a Samuel Ramos (31), un peón de tambo cuyo ADN quedó bajo las uñas de la víctima y que fue delatado por su cuñada.

Los jueces Carlos Gallaso, Roberto Bocacci y Héctor Ameigeiras coincidieron con el abogado querellante, Claudio Mazaira, y con la fiscal Marcela Falabella en la calificación de lo ocurrido: homicidio criminis causa, uno de los delitos más graves del Código Penal.

En una causa paralela, aún en la etapa de instrucción, se está reuniendo prueba contra los otros dos sospechosos del caso: un cuñado de Ramos (remisero, preso por una violación posterior) y un pariente cercano del condenado.

En el juicio, que comenzó el pasado 29 de septiembre, se dio por probado que la noche del 7 de diciembre de 2005 Samuel Ramos había ido a escuchar un grupo de cumbia al boliche «The Box», que queda a metros de la plaza de Marcos Paz. De allí salió la mañana del jueves 8 y fue entonces cuando se cruzó con María Valeria Alvarez, quien iba a su trabajo.

Aunque parte de la investigación aun está en la UFI 6 de Mercedes, los investigadores sostienen que Ramos estaba acompañado por un familiar directo y que sacaron a la chica de la zona en un remís, propiedad de su cuñado, quien tenía una parada en la plaza.

Un dato para nada menor: el cuñado en cuestión fue acusado de una violación ocurrida en el año 2007, aceptó un juicio abreviado y a cambio de declararse culpable se le impuso una pena de 12 años de prisión.

Con el remís, los hombres llevaron a su víctima al descampado más cercano, ubicado en el barrio Gándara, a unas 30 cuadras de la plaza de Marcos Paz. La zona era bien conocida por Ramos, quien se crió en ese barrio y en donde todavía viven sus padres.

«María Valeria fue encontrada al otro día gracias a unos chicos, quienes se toparon con su ropa, la llevaron a su casa y la madre los hizo volver al baldío donde la habían hallado», explicó Mazaira a Clarín.

El cuerpo de la chica estaba totalmente desnudo y desfigurado por los golpes. La autopsia reveló que la habían violado, desnucado y que uno de sus atacantes era zurdo (igual que Ramos). Más tarde se comprobó que el ADN del sospechoso se correspondía con el extraído de las uñas de la víctima.

Luego de violar y matar a Alvarez, Ramos no duró mucho libre. Su familia sospechó algo raro cuando el mismo día del hecho regresó su casa ensangrentado, embarrado y arañado. El dijo que había tenido una pelea a la salida del boliche.

A esto se sumó que, días después, la hermana de la entonces pareja de Ramos encontró un celular debajo de la cama de su cuñado y no lo identificó como el que él usaba habitualmente.

La joven decidió llamar a algunos contactos de ese teléfono y le dijeron que pertenecía a una mujer que había sido asesinada. «Esta chica le contó a una amiga, que a su vez le contó a otra, cuya madre es policía. Ella fue la que decidió intervenir», contó Mazaira a Clarín. Esta oficial de la Bonaerense fue elogiada por los jueces en su sentencia que se leyó ayer junto con el veredicto.

Cuando Ramos fue finalmente detenido en su casa de la localidad de Las Heras, los investigadores encontraron el celular de la víctima quemado y advirtieron que todavía tenía las marcas de las uñas de la chica en su cuerpo.

Ayer, luego de escuchar la sentencia a prisión perpetua, Ramos -que siempre se autodefinió como un hombre tranquilo- explotó: insultó al fotógrafo de la agencia Télam y a la familia de la víctima. Abandonó la sala a los gritos, esposado, rumbo a la cárcel de Barker, cerca de Tandil.

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