La concejal oficialista María Laura Garibaldi, sigue siendo una decepción para los ingenuos que permitieron con su voto darle una banca en el HCD de Avellaneda, que a perdido prestigio por la conducta de varios de sus miembros.
Fue una lástima como Defensora del Pueblo de Avellaneda, donde poco hizo por los vecinos y mucho hizo por ella con viajes gastando en viáticos y representaciones por las provincias de la Argentina, como si fuera relevante para los vecinos sus opiniones en otras provincias, dejando acéfala la Defensoría del Pueblo y con vecinos que no tenían alguien que se ocupe de sus reclamos.
Nunca se ha conocido la discriminación de los fondos que ha recibido la Defensoría del Pueblo, un presupuesto millonario desde hace años, para una institución que tiene poca actividad y con funciones muy acotadas, casi todo se deriva, entonces ¿en qué se gasta?.
Uno esperaba que al asumir como defensora se auditara lo hecho por su antecesor que más tiempo estuvo en el cargo Sebastián Vinagre, pero lejos de ello, lo superó en ausencias y viajes que nada aportaron a los vecinos.
Ahora cuando de criticar a la oposición se trata elige al ex candidato Luis Otero, que no tiene cargo alguno con lo cual puede opinar de lo que le plazca aún cuando ha demostrado ser un improvisado que poco entiende de política y de la realidad de Avellaneda, pero curiosamente no critica a Landaburu por ejemplo que es concejal de la oposición, presidente de la UCR local y quien facilita recursos para seguir en campaña mintiendo y confundiendo a los vecinos.
Claro que es menos comprometido criticar a un vecino, que a un par, por eso de los «acuerdos» de los bloques en el HCD donde cada uno atiende su «juego».
Por Marcelo Ricardo Hawrylciw