La Argentina, es a los ojos del mundo un país poco serio, mientras un grupito de oportunistas se hacen cada día más ricos con la miseria general que hay en el país, especulando con las divisas, con los negocios, con las empresas, con la alimentación y hasta con la seguridad, nadie sano invertiría en un país donde los gobernantes literalmente se cagan en la salud de su Nación.
El presidente Alberto Fernández es un hombre preparado desde lo académico pero muy inestable en lo que a sus capacidades políticas se refiere, ese personaje de tipo que habla bajo y parece conciliador en realidad le quita autoridad y respeto, en esto como dice Mirtha Legrand «como te ven te tratan» y el presidente ha dado la imagen de ser un tipo al que cualquiera lo desafía y este reacciona tarde y cuando lo hace si no gusta su reacción en las redes sociales hace lo peor que es decir que lo sacaron de contexto, un líder no se hace el distraído, tiene que tener la capacidad de equivocarse y seguir, porque así es la vida y eso no debe condicionarlo para tomar decisiones.
Un presidente o un jefe de gobierno, tiene esa responsabilidad, tomar decisiones, equivocarse es parte del hacer, pero recular es un síntoma de debilidad y en política si sos débil te comen.
La responsabilidad de armar un equipo de trabajo con ministros, es del presidente, rodearse de asesores capaces y escuchar opciones también, si los ministros no funcionan se deben cambiar, sostener a funcionarios inoperantes en una crisis económica y de salud no es algo inteligente.
Alberto Fernández es un mal presidente no tanto por los errores sino por su lentitud para tomar decisiones y para hacer cumplir esas decisiones, desde el comienzo de la pandemia sus medidas fueron poco cumplidas, ni siquiera intendentes hicieron cumplir sus medidas, el caso más emblemático es el de Jorge Ferraresi intendente de Avellaneda donde no se controló nada, razón por la cual el partido siempre estuvo primero en contagios y muertes por la proporción de habitantes, curiosamente, fue el elegido para el ministerio más importante por el millonario presupuesto que administra.
Por el lado de Rodríguez Larreta, no tengo ninguna duda que es el opositor más peligroso no solo por ser el Jefe de Gobierno con intenciones presidenciales de la coalición Juntos por el Cambio e histórico del PRO, Larreta es un empresario también y con fuertes vínculos en el negocio de la carne algo de lo que curiosamente nadie hace referencia, así el tipo juega a tocar al gobierno por todos lados, te desafía en la política, te humilla desde la salud y la educación cuando se muestra como el más informado, cuando te dice que sus decisiones son fundadas en datos de dudosa seriedad, pero se muestra con un gabinete sólido donde a diferencia del gabinete de Alberto Fernández no les importa lo que una parte de la sociedad piense de ellos, aún cuando son capaces de decir barbaridades como Soledad Acuña cuando descalificó a los docentes al tildarlos de fracasados para ser profesionales.
Pero esa solidez impostada, donde todos los discursos son coucheados tiene un límite y es la realidad, por más que Larreta juega al rebelde, amparado en una justicia de la Ciudad adepta y con serios vicios de imparcialidad, que tiene como principal absurdo a un Ministerio Público Fiscal organizado mal, con edificios modernos pero que vulneran por su estructura la confidencialidad de las víctimas, donde el denunciante o el testigo declara en boxes y el de al lado se entera de los pormenores de un abuso o situaciones delicadas, salvo como siempre excepciones de alguien importante o con contactos, con un Consejo de la Magistratura que es un chiste en cuanto al funcionamiento institucional o jueces puestos a dedo mientras otros ascendieron por beneficiar las políticas y negocios de Mauricio Macri cuando fue jefe de gobierno.
Si hay algo que hizo bien el PRO en sus años de gobernar la Ciudad de Buenos Aires, fue crear lazos con la justicia, no solo la justicia de la Ciudad, la justicia federal, penal y laboral, los operadores judiciales del PRO no son ni fueron solo los que alguna vez denuncio Lilita Carrió, tuvo otros en las sombras, tan o más fuertes que Angelici, dos funcionarios tuvo Mauricio Macri en la Ciudad que tejieron el poder desde una entidad como el Banco Ciudad, Federico Sturzenegger como presidente y Ernesto Curutchet como vice, esa gestión beneficio a empresarios con negocios millonarios, operó en la justicia en causas donde empresas aportantes tenían demandas, reconocidos abogados durante años fueron «asesores» del directorio del banco con sueldos increíbles pero cuando quien escribe solicitó informen las causas en las que trabajaban asesorando al banco, varios reconocieron que hace años no tenían representación ante los distintos fueros del banco pero que les mantuvieron los contratos por los servicios prestados.
Larreta como jefe de gabinete de Mauricio Macri administró durante muchos años la pauta del Gobierno de la Ciudad y si se auditarán los millones que circularon con su firma dudo salga bien parado, pero siempre se sintieron seguros de que la justicia no los iba a investigar porque supieron «tejer poder» y tener de socios a gente influyente.
El poder del PRO también creció por la complicidad de una parte del peronismo y el kirchnerismo de la Ciudad, que no supieron ver más allá y por inexperiencia subestimaron el trabajo política y de poder del PRO, que no solo estaba haciendo negocios, estaba sumando poder, hoy muchos creen que el PRO son los chetos de CABA y los caceroleros, la realidad es que son mucho más que eso, tienen una pata en cada lugar donde se disputa poder y aprendieron del peronismo más de lo que reconocen, mucho de lo que para los medios critican del peronismo ellos lo hacen, pero no lo salen a mostrar. Ejemplo, el PRO siempre criticó para los medios las asignaciones y planes sociales, le metió en la cabeza a los resentidos que el país no crece por los vagos mantenidos del Estado y que lo que le falta al que trabaja es porque se lo llevan los vagos. La realidad es que Mauricio Macri como presidente triplicó las asignaciones y la planta de trabajadores del Estado creció lejos de achicarse, más aún, hubo y aún existen funcionarios con más de un cargo y cobrando más de un sueldo.
Al PRO y por ende a Larreta nunca le importó la educación pública, la salud o la seguridad, sus intenciones siempre fueron otras, pero nada que ver con el bien común. La tan disputa por la policía propia fue un mamarracho, no mejoró nada la seguridad en CABA sino todo lo contrario, pero la real pelea era por el poder que da tener una policía propia y administrar las «cajas» policiales, algo que todos los políticos cuidan como un tesoro y que ha despertado la ambición de muchos intendentes que se tuvieron que conformar con tener cierta incumbencia con las policías locales.
Pero como nada les alcanza, Larreta de forma irresponsable eligió hacer política con la pandemia, así, la Policía de la Ciudad no colabora con hacer cumplir las restricciones, muchos comercios con influencias nunca han cumplido la medida, se habla de fiestas clandestinas pero nadie dice nada de los boliches de La Costanera que funcionan de noche y que para evitar que alguien suba fotos o videos a las redes, hace dejar los celulares al ingresar, ¿esto no lo sabe la policía? ¿no lo sabe el gobierno de CABA?, con cifras que nos dejan como salvajes ante los países serios, para Larreta es lo mismo Alemania con un límite de 165 casos semanales que CABA con 21.000 semanales.
Esa irresponsabilidad de forzar a un presidente a conciliar poder al administrar las restricciones, mostrando el ancho de bastos y cantando truco sabiendo que la Corte Suprema tiene que aliarse a quienes le resten poder al gobierno porque ellos mismos saben que son la peor Corte de la historia nacional, porque han interpretado la Constitución para su beneficio, porque han dictado acordadas dispares, porque se han negado a perder privilegios y hasta han influenciado en cuestiones legislativas algo impensado en una República donde cada poder es independiente y solo ejercen un control de contrapesos pero no de funciones.
Larreta fuerza junto a la Corte una disputa de poder para negociar con Alberto Fernández no la pandemia sino los negocios que la pandemia genera y más aún, como seguirá el ejercicio del poder en la post pandemia.
Ya hay un oportunismo de algunos empresarios para cerrar y despedir con la excusa de la crisis económica, total es mejor negocio vender y entrar en la timba especulativa que pagar empleados y administrar recursos, otros con la experiencia de que se puede trabajar con menos empleados y el teletrabajo se achicaran y surgirán nuevos contratos de relaciones laborales donde no sea el empresario el que asuma las cargas sociales.
En conclusión el peronismo ganó las elecciones, pero está más que demostrado que no gobierna, la oposición está más fuerte que cuando eran gobierno, están cómodos porque la pandemia repentina vino a tapar el país quebrado que dejaron, una deuda impagable, pobreza extrema, pero que quedó en los datos, el ciudadano pasó de estar mal en lo económico a estar mal en todo, porque sin la pandemia tocando todo, la salud, la economía, la libertad, la educación, pocos recuerdan el daño que le hizo al país Mauricio Macri y su gobierno.
Tanto Alberto Fernández como Horacio Larreta son dos irresponsables, son las cabezas visibles de políticos criminales, que lamentablemente quedarán impunes por una justicia corrupta, que para peor se resiste a una purga.
Por Marcelo Ricardo Hawrylciw