Inició una huelga de hambre porque liberarían a los asesinos de su hija

Gustavo, padre de Natalia Melmann, asesinada en Miramar en 2001, se instaló frente a los tribunales porteños. Escribió una carta a los jueces de la Corte para que analicen el veredicto que podría dejar en libertad a los acusados de violar y matar a la menor. Entre los implicados hay tres policías.

Gustavo Melmann, padre de Natalia, asesinada en Miramar en 2001, inició el jueves una huelga de hambre frente a los tribunales de esta capital para reclamar que la Corte Suprema ordene que sea de cumplimiento efectivo la pena a la que fueron condenados por el caso tres expolicías bonaerenses.

En una carta dirigida a los jueces, Melmann dijo que «uno de ellos accedió al régimen de salidas transitorias debido a que se considera que el fallo en su contra aún no está firme».

El padre de la adolescente realiza desde la mañana de ayer una huelga de hambre en la plaza ubicada frente al Palacio de Justicia de Talcahuano 550 «hasta que la Corte Suprema resuelva que las penas sean de cumplimiento efectivo».

Además, pidió al titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, que se resuelva la situación de Oscar Echenique, Ricardo Suárez y Ricardo Anselmini condenados con penas de prisión perpetua por «privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual agravado y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía, en concurso con dos o más personas para procurar su impunidad».

No obstante, la Cámara de Casación bonaerense redujo la pena a prisión, lo cual les permitiría obtener beneficios como salidas laborales o transitorias.

«La defensa de los condenados tramita beneficios, como salidas transitorias, para los tres en base a que la pena aún no está firme por encontrarse pendiente de resolución una queja ante la Corte», apuntó Melmann.

El padre de Natalia señaló además que la Sala I de la Cámara de Apelaciones de Mar del Plata «recomputó la pena a Anselmini» por el beneficio del 2 x 1, entonces con sólo 8 años en prisión cumplió 17 de la condena, con lo que puede gozar de salidas transitorias.

Además, el hombre afirmó que si la Corte no pone «sensatez» los condenados terminarán en «libertad condicional», por lo que consideró a esa situación como «una burla y una falta de respeto». «En la medida en que la Corte Suprema no resuelva en concreto cuándo comienza una condena y cuándo ésta sentencia queda firme, continuará de manera interminable este tipo de planteos para éste y otros casos», advirtió Melmann.

Natalia Melmann de 16 años desapareció la madrugada del 4 de febrero de 2001 luego de ir a bailar a un boliche en Miramar, y cuatro días más tarde, su cadáver fue hallado en un vivero con signos de haber sido violada, torturada y estrangulada.

Por el caso, además de los expolicías, Gustavo «El Gallo» Fernández fue condenado a 25 años de prisión acusado de haber «entregado» a la adolescente, aunque luego su condena se revisó y fue reducida.

Según un correo electrónico que envió su hermano a los medios asegura que «desde el asesinato (de Natalia), mi familia fue agredida y amenazada constantemente. Han baleaedo nuestra casa, han destruído el santuario donde se encontró a mi hermana, y han forzado al consejo deliberante de Miramar a retirar una placa que el pueblo colocó en el destacamento de policía para que nunca más ocurra un aberrante crimen como este».

Y agregó que: «Las cárceles están repletas de personas que esperan sentencia y cumplen penas por crímenes infinitamente menos graves que este.

Cómo fue la violación y muerte de Natalia, según los jueces de la causa

Los jueces Enrique Ferraris, Reinaldo Fortunato y Rodolfo Guimarey manifestaron que «alrededor de las seis y treinta del día 4 de febrero del año 2001, la menor Natalia Mariel Melmann fue introducida, por la fuerza y contra su voluntad, al interior de una camioneta de la Policía de Buenos Aires.

«En ese vehículo se movilizaban, al menos tres funcionarios del área Seguridad de dicha fuerza, todos ellos del sexo masculino», continúan los fundamentos de la sentencia. «Para lograr este fin contaron con la colaboración necesaria de un cuarto sujeto, que la acompañaba y había seguido, no en forma permanente, intentando abordarla», indicaron.

Los magistrados mencionaron que esa persona «colaboró tanto en señalarles la víctima a los empleados policiales cuanto en la facilitación del ilegal obrar de introducción en el vehículo, en ambos casos a sabiendas que el objetivo final de las otras personas era mantener relaciones sexuales no consentidas con la menor.

«Luego fue trasladada, también en contra de su voluntad, hasta una casa sita en calle Montevideo, sin número, entre Las Heras y Melo del barrio ‘Copacabana’, del partido de General Alvarado», relatan los jueces.

«Allí, estando presentes al menos cinco sujetos, cuatro de ellos como mínimo funcionarios de la Policía, sin contar con la voluntad de la nombrada fue accedida carnalmente con penetración de órganos sexuales masculinos en más de una oportunidad, por vía vaginal, anal y bucal», completaron.

También aclararon que mientras fue violada, la joven estuvo sujeta por la fuerza, por las secuelas que se constataron en brazos, antebrazos y muslos, según indica la autopsia, «por al menos tres de los hombres, que resultaban ser suboficiales de la policía provincial.

«Uno de ellos, que mediante lazo -con doble vuelta completa y nudo simple, rematado en moño- alrededor del cuello (para lo cual empleó un cordón de una de las zapatillas que Natalia Melmann calzaba), ejerció fuerza por breves instantes, hasta producir la muerte por asfixia», aclaran los fundamentos.

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