El Poder Judicial promueve la inseguridad

justicia emprobrecida  Un nuevo muerto por la inseguridad en la provincia de Buenos Aires, no hace muchos días una estadística mostraba el incremento de robos y homicidios, las redes sociales se llenan de reclamos y algunos imprudentes e irresponsables, juegan a ser analistas políticos y policiales de la grave situación de inseguridad en la que vivimos todos.

No se puede negar el delito, porque todos hemos sido o víctimas o tenemos alguien cercano que lo ha sido, los más afortunados sin tener que llorar vidas.

Que las fuerzas de seguridad pueden mejorar su trabajo no es una realidad revelada a algunos iluminados, que existen policías inútiles y corruptos es otra verdad, pero lo que nadie dice porque es evidente hablan por lo que han escuchado y no por entender las fuentes de la inseguridad, es que desde ya hace unos años, los funcionarios judiciales, tanto fiscales como jueces, han sido permeables a que el delito crezca, colaborando en algunos casos por conveniencia y en otros por comodidad a que el delito continúe.

Durante ya unos años, sigo con atención las noticias policiales, no tanto por el hecho que se conoce, sino por ver la medida judicial adoptada cuando se detiene a un delincuente, incluso a los que por la calidad del delito no interesan a otros periodistas, pero que esconden uno de los orígenes del delito.

Voy a enumerar algunos ejemplos:

-Se detiene a un grupo de jóvenes con marihuana y no hablamos de un par de porros, ejemplo intermedio, 150 grs, se los identifica, se informa a la fiscalía y esta ordena se los notifique del Art. 60 y se disponga la libertad al tener del Art. 161 del C.P.P, sin que mínimamente al Fiscal le surja la duda de dónde obtienen el dinero los desocupados que habitualmente son solo demorados con drogas, porque hasta donde sé no la regalan.

-Se detiene a un par de motoqueros, la moto tiene pedido de secuestro por robo, la numeración suprimida y los ocupantes son desocupados, quien puede comprar una moto sin trabajo y cómo le ponen combustible para pasear?.

-Si se detiene a menores, 15, 16, 17 años, con armas, huyendo de un delito donde golpearon y amenazaron a sus víctimas, se los notifica de la causa en su contra y se ordena la inmediata entrega a los progenitores, esos mismos que nunca le preguntaron al hijo que no estudia ni trabaja de dónde obtuvieron la moto.

-Detienen a un «tranza» de barrio al que le secuestran algunas bolsitas de lo que sea, marihuana, cocaína o paco, con la mejor de las suertes quedará detenido, pero nunca se llega a quien le provee la sustancia que debería ser al que la justicia persiga, ya que en el 98% de los tranzas, estos suelen ser adictos que, o bien roban o venden para sostener su adicción, al que es el verdadero narcotraficante, curiosamente no se llega y nadie a la fecha a explicado el por qué de esa situación.

Con funcionarios judiciales ingenuos o corruptos, entonces no es difícil entender que el delito crezca, la policía podrá detener a muchos delincuentes, pero si «la puerta giratoria» sigue su curso, es como pretender rescatar un bote que se hunde con una lata de conservas, el resultado no será agradable.

Es hora de que los funcionarios judiciales se dejen de hacer la plancha y comiencen a trabajar de verdad en lo que por elección propia escogieron y por obligación del cargo deben hacer que es administrar justicia de forma coherente.

Falta que se ponga en valor la palabra ÉTICA entre muchos de los profesionales del derecho, esos que con sus «contactos» arreglan causas que deben tener todo el peso de la Ley, mientras que por el otro lado, tenemos una justicia que a los más pobres los encarcela para «dibujar» estadísticas y que no se note lo que ya todos sabemos, que la JUSTICIA está pobre de buenos ejemplos.

Así tenemos fiscales y jueces enriquecidos a los que parece no importarle a nadie, pero que no es algo menor, el corrupto es corrupto y punto, además cuando el funcionario corrupto se acostumbró a vivir bien, no va a tener la conciencia moral para cambiar su comodidad por el mandato de su cargo.

Como sociedad nos han acostumbrado que esos funcionarios públicos, fiscales y jueces están por sobre el resto de los ciudadanos, que pueden hacer a su antojo lo que les venga en gana, no concurrir a los despachos, no tener horarios, citar y cancelar citas, mostrarse indolentes ante el dolor de familiares que reclaman justicia.

No he escuchado a los políticos anuncios para mejorar el Poder Judicial, solo discuten los cargos de la justicia federal, de la Corte o de la Procuración General, esos cargos que son de su interés, al resto, que nos sigan administrando justicia los vagos y corruptos de siempre.

La provincia de Buenos Aires, sigue teniendo una justicia paralizada por los paros, justamente por una falta de respuesta estatal, por un lado condiciones y sueldos bajos y por el otro magistrados ricos a los que poco les preocupa cumplir con sus obligaciones, pero sí ver crecer su patrimonio, al igual que en el resto de las jurisdicciones y fueros judiciales.

El verso de «la mano dura» no sirve porque fomenta los excesos y la corrupción, trabajar con profesionalidad es la única manera de impartir justicia, pero especialmente de que los funcionarios judiciales se pongan a derecho.

 

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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