Ecuador: asesinaron a un fiscal y secuestraron a una ex alcaldesa

El fiscal de Babahoyo, Genaro R. fue asesinado mientras circulaba a bordo de su vehículo en la provincia de Guayas. Por su parte, Mariana Mendieta de Narváez fue secuestrada y permanece con paradero desconocido.

Ecuador vivió nuevos hechos de violencia tras conocerse el asesinato de un fiscal y el secuestro de una ex alcaldesa y un policía, que ya fue liberado, a poco más de una semana del balotaje presidencial.

El fiscal de Babahoyo, Genaro R. fue asesinado mientras circulaba a bordo de su vehículo en la provincia de Guayas, una de las más afectadas por la violencia asociada al narcotráfico, según informó el Ministerio Público en un comunicado.

En tanto, la exalcaldesa socialcristiana de Durán, Mariana Mendieta de Narváez, fue secuestrada y permanece con paradero desconocido, informó el comandante de la Policía, Fausto Salinas.

Los familiares de Mendieta pidieron reserva para tratar el caso, dado que temen por la vida de la mujer, que entre 2000 y 2008 ocupó la Alcaldía de esa localidad, un cantón de la provincia de Guayas bajo estado de excepción debido a la violencia criminal atribuida a una disputa entre bandas.

Mendieta, madre del también exalcalde de la ciudad Dalton Narváez, fue raptada mientras se encontraba en un local de construcción.

Zona violenta en Ecuador

En este territorio operan las bandas de Los Choneros y Los Lobos, que se disputan el control del microtráfico y del territorio para despliegue de sus acciones delictivas.

Este recrudecimiento de la violencia se da nueve días antes de la segunda vuelta electoral en Ecuador, que enfrentará a la correísta Luisa González y el empresario conservador Daniel Noboa, quien llegó al balotaje de manera inesperada luego de que el favorito, el periodista Fernando Villavicencio, fuera asesinado días antes de las elecciones a la salida de un acto de campaña, un hecho que terminó de poner en un primer plano la ola de violencia sin antecedentes que afronta el territorio.

El accionar despiadado de bandas organizadas, muchas de ellas relacionadas con cárteles extranjeros del narcotráfico, regiones enteras del país controladas por el crimen, el sicariato como forma de saldar diferencias y hasta recurrentes masacres carcelarias constituyen un cóctel habitual desde hace meses.

Las cifras de homicidios se dispararon y en lo que va de este año ya se bordea el número de asesinatos de todo 2022.

La crisis, que afecta también la salud, la educación y el empleo y golpea a los sectores más necesitados, a las poblaciones rurales y a los pueblos originarios, generó también un fuerte descreimiento en la clase política.

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