Corrupción en la PFA con complicidad política y judicial

   Han pasado muchos años desde que un funcionario judicial se animara a investigar la corrupción policial en la federal, la investigación de la Fiscalía llegó a ser única en cuanto a la cantidad de cuerpos acumulados en la causa, tantos que llenaban un camión con acoplado y solo era la punta de una montaña de impunidad y corrupción.

El ex Fiscal Pablo Lanusse pudo tener por acreditado en la causa que la corrupción era estructural e institucional, no se trataba de casos aislados como los gobiernos intentaban justificar y todo lo que se conocía solo producía un cambio de efectivos policiales, pero no de metodología, tal vez porque la corrupción policial es parte de las «cajas de recaudación» de la política en la que también se benefician magistrados judiciales.

Por estos días se han conocido allanamientos a comisarías y detenciones de varios comisarios por hechos de corrupción, algunos graves como el brindar protección a secuestradores, narcos y hasta asesinos, más aún, trascendió que dos Comisarios Mayores quedaron en suspenso sus ascensos a la máxima jerarquía, Comisario General por tener «inconsistencias» en las declaraciones juradas.

Eduardo Catalán Osiris, quien desde marzo pasado es el superintendente de Transporte y estaba por ser ratificado en ese cargo, y Omar Bravo, quien se desempeña en la Dirección General de Lucha contra el Crimen Organizado y estaba previsto que a fin de año pase a ocupar la Superintendencia de Investigaciones o una nueva en la que juntarían antiterrorismo, delitos federales y ambientales todo en una.

Claudio Tapia, en tanto, ascenderá a comisario general y quedaría en Investigaciones o pasaría a esa nueva Superintendencia dependiendo a cual de las dos iría Bravo.

Patricia Bullrich rechazó el pedido de ascenso al máximo escalafón que elevó el jefe de la Federal, Comisario General Néstor Roncaglia, porque al analizar las declaraciones juradas de ambos «no coincidían sus ingresos con los bienes declarados».

De esa manera, rechazó ambos ascensos y ahora Roncaglia deberá postular otros nombres o ver si se trató de un «error administrativo» en la presentación que hicieron ambos comisarios mayores y lo corrigen para poder seguir en carrera.

En noviembre de 2012, la entonces ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré, denunció por «cohecho» y otros delitos a comisarios, subcomisarios y suboficiales de cuatro comisarías y entre los denunciados estaba Catalán Osiris cuando era comisario inspector, aunque la acusación contra él era de cuando se desempeñaba en la seccional 28va.

De todas maneras esas causas se cayeron porque no hubo ampliación de denuncia, ya cuando Garré había sido reemplazada por Arturo Puricelli y Sergio Berni, secretario de Seguridad, había quedado con todo el manejo de las fuerzas de seguridad.

La designación de Roncaglia como Jefe de la PFA, fue desprolija en cuanto a la forma en que se realizó la designación, ya que este no tenía la antigüedad para su ascenso y terminaron haciendo un mamarracho donde Mabel Franco ya Comisario General, es decir, técnicamente superior a Roncaglia termino como su segunda.

También fue llamativo que el gobierno nacional preocupado por desplazar al ex Juez federal Norberto Oyarbide, haya puesto su confianza en Roncaglia quien se jactaba de ser íntimo de Oyarbide.

Es evidente que no existe interés alguno en combatir y prevenir la corrupción, las «inconsistencias» en las declaraciones juradas deberían ser detectadas por quienes tienen la obligación de recepcionarlas y de controlarlas, cuando hirieron al hoy jefe de la federal en la puerta de su casa, nadie se pregunto cómo un Comisario Inspector recién ascendido podía comprar una propiedad de ese valor inmobiliario, parece un chiste que Patricia Bullrich solo demore las ascensos de quienes no pueden justificar el patrimonio, como también que tenga a um jefe de policía en las mismas condiciones y que no controle a quienes propone para ascender.

Nada ha cambiado en la lucha contra la corrupción, será que es mejor negocio una policía corrupta que una policía eficiente.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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