Hace casi cinco años que dejó la presidencia pero aún hay procesos judiciales que salpican su gestión. José Dirceu, su jefe de Gabinete y hombre fuerte en su gobierno, fue condenado y detenido.
El ex presidente de Brasil, Lula da Silva, está siendo investigado penalmente por tráfico internacional de influencia y lavado de dinero como parte del escándalo de corrupción de Petrobras que involucra al PT, del cual es su máximo líder. No es esto una novedad: 10 años atrás fue desenmascarado el Mensalão, la red ilegal por la que diputados opositores recibían un «sueldo paralelo» para acompañar proyectos del Poder Ejecutivo.
En lo que fue bautizado por la prensa brasileña como el juicio del siglo, el Supremo Tribunal Federal (STF) juzgó a 38 exfuncionarios, empresarios y banqueros involucrados. La red de compra de votos en el fragmentado Congreso fue orquestada por el Partido de los Trabajadores entre 2002 y 2005.
Por el Mensalão fueron condenados, entre otros, el jefe de gabinete y hombre fuerte del primer gobierno de Lula, José Dirceu; el ex presidente del PT, José Genoíno; y el ex tesorero del partido, Delubio Soares. Poderoso y popular, Lula logró evitar ser juzgado. «El pedido para que el STF denuncie a Lula da Silva es jurídicamente imposible», aseguró el juez del caso Joaquim Barbosa.
Todo pese a que el diputado Jefferson que desató el caso acusó al ex mandatario de haber ordenado sobornar a legisladores a cambio de que respaldaran proyectos de ley en su primer mandato, y pidió la inclusión de Lula en el juicio.
Una década después del escándalo que movilizó a la política brasileña, Lula vuelve a ser investigado por corrupción. Sus apariciones en la escena pública parecen despegadas de los casos por los que se lo acusa. Pese a que el Mensalão ya se conocía, el entonces mandatario logró ser reelecto para su segundo mandato entre 2006 y 2010. Y ahora que la Fiscalía lo investiga, anunció su vuelta a la primera plana de la política del país.
El escándalo de Petrobras lo involucra personalmente por haber presuntamente interferido para facilitar el acceso a los créditos, algo catalogado como tráfico de influencias en Brasil e internacional.
Acostumbrado a aparecer en las tapas de los diarios cuando la corrupción salta a la luz, el hombre fuerte del primer gobierno de Lula, José Dirceu, volvió a estar involucrado y fue arrestado en un operativo relacionado con el creciente escándalo de sobornos en la petrolera estatal Petrobras.
Poderosos empresarios fueron detenidos por el caso. Quizá el más importante sea el de Marcelo Odebrecht, presidente de la constructora Odebrecht, la más grande de Brasil y una de las mayores del mundo entero.
El mayor caso de corrupción en la historia del gigante sudamericano –que ya supera al Mensalão- motivó numerosas causas y la apertura de investigaciones a 13 senadores, 22 diputados y dos gobernadores en funciones, sospechosos de haber participado en la trama de pago de sobornos a cambio de contratos en la estatal. Entre los acusados de corrupción y lavado de dinero está el ahora ex tesorero del gubernamental PT Joao Vaccari, arrestado desde abril.