Avellaneda: Descontrol con fiestas clandestinas, picadas y ruidos molestos, el municipio ausente

Desde hace meses, los vecinos de Avellaneda vienen pidiendo al municipio que se ocupe del descontrol que ocurre en varios barrios donde grupos de jóvenes ingresan a domicilios sin ocupantes para realizar fiestas clandestinas que duran días o bien, toman las calles para realizar picadas de autos y motos.

En ambos casos el común denominador es la música y los ruidos molestos producto de gritos y explosiones de los motores al acelerar, esto ocurre en barrios menos poblados y en el centro, especialmente en el Polo Gastronómico con el boliche Harlem Hood, de la calle Juan Bautista Palaá 501 de Avellaneda, con sus fiestas en la terraza que exceden los decibeles para el descanso de los vecinos linderos.

Los vecinos de Villa Corina, hace años conviven con encuentros ruidosos que no siempre terminan bien, en dos oportunidades estos terminaron con heridos de gravedad por disparos que comenzaron sin un motivo, a pesar de la gravedad de los hechos, los encuentros continuaron.

Lo insólito, es que según una de las supervisoras del C.A.V (Centro de Atención al Vecino de Avellaneda) Samanta Fleitas, ellos no pueden tomar los reclamos por ruidos molestos y que deberían ocuparse la policía, ahora bien, según la policía, ellos no pueden intervenir, porque no es delito los ruidos molestos, ni los disturbios y que solo pueden actuar cuando cometan un delito, es decir, no existe prevención alguna, cuando se emborrachan y se drogan como si de esa mezcla algo bueno pudiera salir bien.

Por el lado de Gerli, hay un domicilio donde los fines de semana las fiestas duran más de 24 horas con gritos, motos acelerando, música a un volumen que impide al resto descansar y consumo de todo lo que se les pueda ocurrir, los vecinos dicen que llaman al 911, pero las patrullas solo pasan por el lugar sin detenerse y todo sigue igual, el domicilio señalado es Tres Sargentos 1497 y no solo se dedican a la fiesta sino que han llegado a inventar motivos para amenazar a algunos vecinos que se quejaron por el descontrol, lo curioso es que el día que los vecinos llamaron a la policía, los revoltosos se abrazaban y besaban con los policías que llegaron.

La conclusión es que en Avellaneda, al que trabaja no lo cuida ni el municipio, ni la policía, todo lo contrario, se fomenta el consumo de bebidas, drogas y el descontrol, NO HAY PREVENCIÓN y una vez que ocurren los problemas nadie se hace cargo de las consecuencias, entonces ¿qué pueden hacer los vecinos de bien?

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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