¿A qué nos referimos cuando hablamos de Violencia Institucional?

Debemos reflejar que cuando hablamos de violencia institucional nos referimos a tres elementos fundamentales: funcionarios públicos, quienes llevan adelante tareas; hechos puntuales, como tortura y; restricción de libertades, como por ejemplo, las detenciones. 

Los funcionarios, que pueden pertenecer a fuerzas de seguridad o centros de salud, violan los derechos a través de libertades y son ejercidas a determinados grupos de personas con delimitadas condiciones tales como el nivel socioeconómico, salud mental, edad, y/o género. Lamentablemente, las víctimas que la padecen encuentran un sin fin de impedimentos para acceder libremente a una protección y a la justicia.

Cuando se ejerce la violencia institucional se restringen los derechos de los individuos, haciéndose más fuerte en ese determinado grupo de personas damnificadas, es decir, la discriminación y restricción esta exacerbada ampliamente, lo vemos en niñas, niños y adolescentes cuándo observamos que un gran porcentaje de éstos son maltratados por las fuerzas policiales, un claro ejemplo son las detenciones arbitrarias para averiguar antecedentes, dónde se los maltrata y denigra. Muchas veces, terminan golpeados y asesinados. 

Estas prácticas violan los derechos humanos y son llevadas a cabo por funcionarios de fuerzas de seguridad, efectores de salud y poderes judiciales, siempre en los contextos de restricción de libertad y/o autonomía.  

La violencia institucional muchas veces se origina mediante amenazas o poderes de sometimiento y dependencia, donde la parte más débil no tiene injerencia dada la jerarquía del funcionario público. 

Los contextos en que se da la violencia institucional pueden ser: de tránsito, donde las personas están en lugares públicos o paradores de personas en situación de calle; de detención, comisarías o centros penitenciarios; de internación, centros de salud mental o discapacidad; y formación, entrenamiento o rehabilitación, instituciones como escuelas o centros de día. La violencia institucional se encierra, casi siempre, en estos contextos.   

La realidad de los delitos es una construcción social, que en la actualidad es dominada por los medios hegemónicos de comunicación. De este modo, la televisión, las radios y los diarios establecen los temas que están en agenda política y posteriormente forman tendencias. Penosamente, en la mayoría de las veces, originan discursos violentos. 

Conforme a los tipos de violencia institucional podemos describir que pueden ser físicas, psicológicas o psíquicas, sexuales y/o de género, negación de acceso a la atención médica o sanitaria y a ciertas condiciones de alojamiento. En torno a las irregularidades, pueden ser administrativas o judiciales, de acción u omisión, o sea, el encubrimiento de estas formas de violencia, por ejemplo, también es violencia institucional. 

Se vislumbra que en todos los análisis llevados adelante por expertos a nivel local y mundial sobre esta materia, arroja como resultado que los entornos más frecuentes en donde se desarrollan estas prácticas de violencia institucional son en comisarías. Tristemente, una ínfima proporción contra éstos seres inocentes es investigada posterior a las denuncias, en consecuencia, muy pocos autores materiales llegan a ser procesados. 

Es importante conocer, que todos los ciudadanos contamos con derechos y seguridades reconocidos por ley, entre ellos, podemos destacar el juicio previo, el juez natural, la ley anterior, la inviolabilidad de la defensa en juicio, la presunción de inocencia, y la prohibición de juzgar dos veces el mismo hecho. Paralelamente debemos dar a conocer que existen tratados internacionales que también velan por nuestros derechos. Entre ellos: Declaración Universal de Derechos Humanos, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto San José de Costa Rica. 

Para concluir, muchas veces se observa que la policía intenta convertir a la víctima en victimario, tal es el caso de los afectados por el gatillo fácil, en la que la fuerza intenta transformar en delincuentes. Actualmente existe una gran indignación en la sociedad frente a la realidad de los hechos, tanto a nivel global como local. 

Roberto Villalobos Atlas

Abogado en DDHH

Dipl. en DDHH y Promoción de Paz

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