Si hay algo que dejará como impronta el gobierno de Javier Milei, es que armó un «modelo» de poder e imagen muy de los años 90, justo allí donde comenzaron todas «alianzas» de la mano del menemismo con el poder en las sombras de los servicios de los EEUU, las mafias del tráfico de armas, de la trata y del narcotráfico.
La supuesta «era dorada de la economía» de la ficticia estabilidad y el 1a 1, tenía un enorme volumen de millones de dólares circulando en la Argentina donde había para repartir para TODOS, porque aunque ningún medio se ha animado a publicarlo, durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, el escándalo de los sobresueldos a los funcionarios se extendía a medios de comunicación, periodistas puntuales y a varias ONG entre ellas algunas supuestamente dedicadas a combatir la corrupción o defender los Derechos Humanos.
Por ese entonces el «sobrecito» era de 50 mil dólares mensuales y tanto Menem como Domingo Cavallo fueron sentenciados por el delito de peculado, esto para entender la farsa que es el discurso oficialista de Javier Milei que entronó un busto de Carlos Saúl Menem, un ex presidente con varias condenas en su historial político y que protegido por la CASTA que el integraba no solo murió impune, su patrimonio jamás fue investigado y así sus familiares hoy disfrutan de los lujos que el poder incremento en cada uno de ellos.
Milei no solo revindica a un político corrupto, sino que viene a darle revancha a Amalia «Yuyito» González, que nunca tuvo con Menen un rol de protagonismo, paso por varias relaciones con poderosos, pero siempre como una ostentación del éxito del hombre de turno y no como un mérito propio y eso era para ella una meta que deseaba conseguir, declaraba por los años 90 a la revista Gente que ella merecía un lugar en la conducción como Susana Giménez o Moria Casán, preguntándose que tenían ellas que no tuviera ella y afirmando que por medio de Menem iba a hablar con Gerardo Sofovich, pero su sueño no se cumplió.
Fue un símbolo de los 90, al igual que los autos de lujo, el champagne y el oro y tanto lo fue que quizás su verdadero mérito es el haber sabido capitalizar los secretos de los «poderosos» con los que se vinculo en una relación o bien en ocasionales encuentros sexuales, porque Amalia vendía esa imagen de símbolo sexual más que talento, como cuando cantaba me gusta la banana.
La supuesta relación de «amor» con Javier Milei le abrió nuevamente la puerta a promociones de todo tipo y si hay algo que Yuyito aprendió es que todo pasa, por eso no duda en promocionar desde joyas a trajes de baño y de paso «marcar» que a pesar de los 64 años está en forma como para pelear protagonismo con quien sea.
Con una falsa espiritualidad, donde pretende darle un toque místico a la relación, la estética que propone Amalia es vulgar, el juego con el Pony que mostró, varias de sus declaraciones y hasta la producción de los trajes de baño distan mucho de la imagen que se espera de una primera dama.

Milei armó un gran circo con los personajes más bizarros de los 90, o ya olvidamos el rol de Mariano Cúneo Libarona en los medios más icónicos donde comenzaron los mediáticos, con Samantha, Natalia, Coppola, el jarrón, la cocaína, un abogado que rompió todo protocolo, que consumía en la noche porteña, que hoy es ministro de justicia y puso a su socio, defensor de Coppola en la causa del jarrón Alejandro Melik hoy titular de la cuestionada Oficina Anticorrupción que NO VE ni controla las declaraciones juradas patrimoniales de funcionarios de jerarquía,ejemplos sobran, Javier y Karina Milei, Luis Caputo, Federico Sturzenegger, Manuel Adorni, Lilia Lemoine, Cristian Ritondo, Andrés Vázquez y Juan Pazos, todos con graves inconsistencias y declarado bajo juramento montos ridículos de sus bienes.
Amalia Yuyito González atrasa, su forma de pensar atrasa, como cuando manifestó que su hija tenía que salir con Colapinto, varios años menor y que no necesita sugerencias para elegir mujeres.
Los venían a terminar con la casta se rodearon de ella, comen de sus sobras, aplican la misma economía de entrega y blanqueo para las mafias, nos muestran el lujo de ostentar el poder como las visitas de Milei al Colón o las cenas de Caputo con los empresarios que controlan el país, con el regreso de una SIDE que no sirvió más que para ser socia de las mafias, como lo expuso en su momento Lorena Martins hija de un pesado de los servicios de inteligencia y la noche porteña por donde rondaba Yuyito, los negocios y negociados en Cocodrilo, donde un narco luego de estar en el lugar terminó asesinado a pocas cuadras por un sicario, parece que todo vuelve y ya sabemos el final de esta historia, donde no hay derrame alguno, son años de ganancias para especuladores, fugadores y blanqueadores de dinero, con empobrecimiento de la sociedad que una vez más vuelve a mostrar ser incapaz de razonar.
Por Marcelo Ricardo Hawrylciw