Los hábitos de consumos culturales han ido cambiando a lo largo de la historia de la civilización, no es una novedad, pero la velocidad con la que hoy se producen esas transformaciones sí es una marca de esta época atravesada por las nuevas tecnologías digitales.
En apenas diez años, según un estudio reciente realizado sobre los jóvenes que forman parte de la Generación Z, que hoy tienen entre 14 y 25 años, da cuenta de una acelerada transformación en el tipo de contenido que eligen consumir a través de las redes sociales y plataformas de contenidos audiovisuales al estilo de Youtube.
Los datos son reveladores para las generaciones mayores no sólo por la masividad de ese consumo sino por el tipo de realizaciones que eligen ver. Se trata de producciones hasta hace pocos años inexistentes, creadas por y para los integrantes de esa Generación, que pueden resultar incomprensibles para los mayores pero que no son marginales.
Los videos de susurros le agregan a esos sonidos una persona hablando en voz baja, como al oído, diciendo literalmente cualquier cosa. También los hay asociados a formas y a manos tocando esas formas que, se supone, generan un efecto placentero. Así, se pueden ver manos tocando material gelatinoso, quebrando láminas de algún material rígido o estrujando masas plásticas. Todo siempre adornado con muchos colores.
Otro rubro popular es el de los videos cottgecore, algo así como una realización en la que no pasa nada más que escenas de la vida cotidiana. Alguien se puede mostrar limpiando la casa, o lavando la ropa o tendiendo la cama. Cualquier tarea rutinaria se puede convertir en un video exitoso para la audiencia de la Generación Z.
Atrás parecen haber quedado los videos virales, los gatitos haciendo piruetas, los accidentes presuntamente graciosos, o las recetas de cocina. Eso es el pasado.