Un preso condenado a 25 años denuncia que es víctima de jueces, policías y abogados corruptos

Jorge-González-NievaPurga una condena de 25 años de prisión, pero asegura que es inocente y suplica que alguien lo ayude a salir de ese infierno. La increíble historia de un taxista al que habrían utilizado como “perejil” para desvincular de una causa penal a los verdaderos culpables. Denuncia a policías y abogados corruptos, y los negocios sucios con el hampa.

Jorge González Nieva tiene 48 años, hace seis que está preso y el 31 el mayo de 2010 un Tribunal Oral bonaerense le dictó una pena de 25 años de prisión, más accesorias legales y costas. Pero sucede que ya se probó que la causa por la cual lo imputaron por homicidio agravado en ocasión de robo y portación ilegal de arma de guerra fue armada por policías y abogados corruptos. Algunos de ellos ya están presos y condenados. Sin embargo, la Justicia aún lo mantiene entre rejas y nadie hace caso a sus reclamos y presentaciones legales de apelación al fallo que lo condenó. En una entrevista exclusiva realizada en la Unidad Penal Nº 24 de Florencio Varela le confesó a Crónica Libre que ya no quiere seguir viviendo en esa situación: “Prefiero morir a tener que resignarme a no poder demostrar mi inocencia”.

-¿Quiénes y de qué cargos lo acusaron y por qué? -En primer lugar debo decir que fui yo el que cometí el primer error al mantener una disputa callejera con alguien que resultó ser el secretario de un juzgado. Esto ocurrió el 28 de diciembre de 2005 cuando, después de discutir por un asunto de tránsito con el doctor Matías Javier Rapazzo, fui acusado e imputado del delito de amenazas agravadas y supuesto empleo de armas. Me detuvieron y me abrieron una causa en la Ciudad de Buenos Aires, por lo que me sacaron fotos y me tomaron las huellas dactilares. Salió como testigo en mi contra la jueza María del Carmen Peña, entonces titular de la Cámara de Apelaciones N° 2. Ese fue el comienzo del verdadero calvario que llegaría cinco meses después. La acusación por robo agravado con homicidio resultante en concurso real con portación ilegal de arma de guerra surgió de un robo acontecido el 24 de mayo de 2006 en el partido de Merlo, en el cual nada tuve que ver. Es más: ni siquiera conocía a las personas y, menos aún, lo que realmente había sucedido en ese lugar. Estoy involucrado en esta causa porque dos policías me tendieron una trampa: los oficiales Gustavo Andreani y Alberto Casco, este último condenado y en prisión.

-¿Qué explicación le da usted a todo lo que le pasó? -Respecto del entredicho con el secretario del juzgado, asumo la responsabilidad, aunque fue un asunto callejero de momento que jamás pensé que derivaría de ese modo. Pero en el siguiente hecho fui señalado por un testigo falso y me convertí en el “perejil” que utilizaron para despegar de la causa a los verdaderos culpables. Fue una trama armada por policías corruptos que vendían influencias. Algunos de ellos ya están presos por este caso, pero yo sigo esperando que los jueces se decidan a leer los descargos de mi inocencia.

UN AMOR PROHIBIDO Es necesario separar este tramo y referirnos a él como el capítulo más agudo de esta historia cuya trama contiene todos los elementos de una novela negra policial.

Empezó en el año 2005 cuando Gustavo Andreani, oficial de la Policía Federal, descubrió que Jorge González Nieva era el amante de su esposa. De allí en más todo iba a cambiar en la vida de este hombre, que entonces era taxista y, según cuenta, “la peleaba todos los días por llevar un peso m á s ” a su c asa del barrio La Blanquita en la localidad de Merlo.

Reconoce que se equivocó al engañar a su mujer, pero aclara que, si bien ella llegó a perdonarlo, nunca se imaginó el precio que debería pagar por aquel affaire con la cónyuge del oficial de policía dado que, al enterarse, el uniformado les juró venganza y cumplió: primero tiroteó su casa con el propósito de matarlo y, al no conseguirlo, a los pocos meses y en complicidad con un miembro de la fuerza Bonaerense le armó una causa penal por homicidio que lo llevó directo a la cárcel.

Tal es la síntesis de la trampa en la que supuestamente habría quedado envuelto González. A medida que fuimos conociendo los pormenores tuvimos la real dimensión de los graves sucesos que se investigaron: los falsos procedimientos, las confabulaciones y las amenazas a testigos, más el abuso de poder, la venganza y la corrupción de funcionarios públicos en plena actividad.

LA TRAMPA DE LA INVESTIGACION El 24 de mayo de 2006 se produjo una salidera bancaria en la localidad de Libertad, partido de Merlo, que a la sazón tuvo una amplia cobertura periodística (ver recuadro). En el hecho un disparo mató a la señora Analía Bibiana Aguerre de 43 años.
El 25 uno de los investigadores recibió la llamada anónima de una mujer que le dijo que tenía información de los sucesos acontecidos el día anterior y señaló como autores a la pareja conformada por Walter Balcaza y Nora Calandra quienes, junto a Marcelo Robledo, se dedicaban a los atracos con la modalidad salideras. De inmediato el titular de la comisaría cuarta de ese distrito elevó la denuncia ante el fiscal Alejandro Jhons del Departamento Judicial de Morón.
Pero dos meses después el teniente Alberto Casco se hizo presente en la misma fiscalía para dejar sentado que él había recibido otra llamada anónima en su celular donde le decían que el autor del robo y el homicidio era un tal “Funfa”, a la sazón el taxista Jorge González Nieva. Luego quedaría probada la estrecha amistad entre Casco y el efectivo de la Policía Federal Gustavo Andreani, esposo de la amante de González.
En cuanto a la supuesta llamada, jamás se probó su existencia, por lo que se deduce que allí se inició el entramado ilegal de la causa que llevó a la cárcel al taxista. González Nieva tiene problemas de salud y asegura que a veces no siente voluntad de seguir con vida.
Es padre de tres hijas de 22, 20 y 13 años, y espera una resolución de los jueces que tienen a su cargo la posibilidad de sacarlo de ese abismo, que queda apenas a un paso de la muerte.

Los peores sitios de encierro Desde que cayó preso el 18 de julio de 2006 hasta el momento, González Nieva lleva recorridas varias unidades penales bonaerenses. Después de permanecer un mes en una comisaría de Castelar fue trasladado a la Unidad Penitenciaria Nº 30 de General Alvear, pero al tiempo lo derivaron a la Nº 43 de González Catán.
Luego pasó a San Nicolás, donde estuvo algo más de un año, hasta ser confinado en la Unidad Penal Nº 17 de Urdampilleta. Más tarde recaló en la Unidad Nº 29 de La Plata y de allí lo destinaron a la Nº 24 de Florencio Varela, donde se encuentra en la actualidad tras haber sido condenado a 25 años de prisión.

La propuesta sexual en la comisaría Uno de los datos sorprendentes que surgieron de esta oscura seguidilla de engaños, venganzas y encierros fue aquel contacto que en marzo de 2007 habría tenido un fiscal de Morón con el detenido.
Según los dichos de González Nieva, cuando aún permanecía en la comisaría tercera de Castelar y luego de haber sido apresado merced a un falso testimonio, recibió en su celda la visita del doctor Alejandro Jhons, entonces funcionario del Departamento Judicial de Morón.
Recuerda González que en esa entrevista el fiscal le aseguró que, si se portaba bien, iba a salir muy rápido de allí. Acto seguido se acercó, lo acarició y le hizo propuestas de índole sexual. “Yo estaba esposado y casi no podía moverme.
El me tocó la pierna y me dijo: ‘Qué buen lomo tenés, negro. Debés calzar una barbaridad. Me gustás y si te portás bien podemos llegar a arreglar lo tuyo enseguida’. Reaccioné muy mal, lo insulté y no le pegué porque tenía las manos atadas. Sé que eso fue lo peor que pude haber hecho: me sacaron aparte y me molieron a palos, estuve sin comer y sin ver la luz durante tres días”.

 

Fuente:Crónica Libre

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