Uno de los concejales con más bajo perfil, pero que lleva años en el HCD de Avellaneda es sin dudas Rubén Conde, un político de bajo perfil, con una forma de hacer política lejos de las campañas sucias y de las maniobras cuasi mafiosas que suelen aplicar los políticos en partidos del conurbano.
En lo personal es una persona a la que le tengo aprecio por su conducta como ser humano y respetaba su trabajo político, hoy puedo decir que aprecio a la persona, pero es necesario señalar el cambio que ha tenido que construir el político para salir a justificar su presencia en el espacio de CAMBIEMOS Avellaneda, un espacio construido en base a mentiras, acuerdos turbios y en rejunte de fracasados políticos.
Conde, ha tenido que terminar con esa reserva, para salir también a poner su rostro en la urgente necesidad de captar votantes en la necesidad de mostrar a las cabezas del PRO que puede aportar algo más que su cara y experiencia.
En las campañas, en los timbreos y en las visitas a vecinos que obviamente son elegidos por esas cosas que tiene CAMBIEMOS de hacer puestas en escena, Conde está siempre en la foto, pocas veces habla y cuando lo hace sus notas son para los medios que se prestan a ser una especie de cartelera o gacetilla, no hay preguntas, son monólogos de campaña, oportunistas, sin verdades, rodearse de impresentables como Malito o Galucci han dejado de imagen de Conde pegada a un conjunto de inútiles, traidores y payasos políticos.
Incluso el concejal no ha podido explicarle a los vecinos que reclaman seguridad qué pasó con su compromiso en campaña de recibir y tramitar ante las autoridades del Ministerio de Seguridad las investigaciones, no ha cumplido ni aún cuando lo liga una amistad de años con Gerardo Milman que en el Ministerio de Seguridad de la Nación tiene una tarea de regular a mala, eso sí, no hay spot, video o nota donde no aparezca aportando sus rulos y su ronrisa.
Por Marcelo Ricardo Hawrylciw
