Hace pocos días se realizó la tradicional «Marcha de las Antorchas» donde el municipio convocó a los «militantes» para homenajear, pero también para mostrar su convocatoria y más que nunca en plena campaña «sacar chapa» de gestión con poder de convocatoria. Los medios con pauta oficial, no tardaron en titular «8 mil militantes en la Marcha de las Antorchas».
Con una secuencia de fotos donde siempre se ven los mismos rostros, con un frente encabezado por el intendente y funcionarios, se puede ver que los «militantes» en su gran mayoría, casi en su totalidad, pertenecen a la planta permanente del municipio, contratados, miembros de agrupaciones políticas, todos con la OBLIGACIÓN de concurrir, quienes así no lo hacen pierden su destino o peor aún su trabajo en el caso de los contratados.
Se sabe que la totalidad de planes que administra mensualmente el municipio de Avellaneda supera los 26 mil, con lo cual el supuesto éxito de la marcha queda deslucido, ya que no ha participado ni la mitad de los que podría movilizar el municipio con su técnica de «militancia rentada».
El viernes 31 de julio, las colas para cobrar de muchos de estos beneficiados llegaba en el caso de los que cobran cheque por ventanilla, desde la planta baja hasta el segundo piso, otros en un número menor cobran en oficinas del 2º y los menos retiran su recibo de sueldo en la privada del intendente, generalmente los que figuran como empleados del HCD, a la fecha el municipio no ha informado cuál es la cantidad de planes o nombramientos que maneja la presidencia del HCD en la persona de Hugo Barrueco a quien nombran sin cuidarse los que llegan a la secretaria privada.
Que verguenza