Mafias engañan a ancianos para quedarse con sus casas

departamento-genéricoEn complicidad con cuidadores a domicilio, administradores de consorcios y hasta encargados de edificios les hacen firmar donaciones y cesiones de derechos para apropiarse de los inmuebles.

En Buenos Aires y otras grandes ciudades del país cada vez hay más mafias que se dedican a engañar a ancianos para quedarse con sus viviendas. Les hacen firmar donaciones y cesiones de  derechos truchas que después no se pueden anular.

Según la denuncia, estas redes mafiosas, que asocian a cuidadores de ancianos, se coaligan con administradores de consorcio y encargados de
edificios para apropiarse de los inmuebles bajo diferentes artilugios.

El más común es aprovechar el fallecimiento de los ancianos que no tienen parientes para apropiarse de sus casas.

En ausencia de herederos, el bien tendría que pasar al Estado, pero estas bandas ocupan las viviendas y mediante distintas maniobras evitan que los distintos organismos públicos tomen conocimiento de la vacancia en el dominio del inmueble.

«Hacen un trabajo de inteligencia a través de los encargados o reciben información de los cuidadores que les permite conocer detalles de sus vidas, si tienen hijos o parientes que los visiten, si dependen de otras personas, sus ingresos, entre otros», explicó Ricardo Tondo, expertoanti fraudes del Centro Argentino para la Transparencia Inmobiliaria (CATI).

El especialista señaló que «abusando de su confianza es común que les hagan firmar papeles con donaciones, cesiones de derechos, ventas fraudulentas, locaciones y otros contratos que luego del fallecimiento hacen valer para legitimar la apropiación».

«Por lo general son abuelos que tienen lazos familiares lábiles y esta situación es aprovechada por los cuidadores, que en poco tiempo se vuelven imprescindibles y así van conociendo la intimidad de la casa», indicó Eugenio Semino, Defensor de la Tercera Edad.

Semino explicó que estas mafias utilizan la fe religiosa como excusa para ganarse la confianza del abuelo. «Son sectas supuestamente evangélicas o de otro tipo que engatusan a los abuelos y les hacen firmar cualquier cosa», dijo.

«Lo más común es un contrato de donación que el abuelo firma a cambio de la asistencia futura. El cuidador lo atiende hasta que muere o es internado y luego se queda con la casa», explicó.

El funcionario indicó que «la maniobra se facilita cuando no hay herederos forzosos (hijos o padres) con interés en desbaratarla. Y cuando surge el escándalo por lo general es tarde para volver atrás».

«La redargución de falsedad (acción procesal para cuestionar la autenticidad de una rúbrica) es difícil porque la donación se firma con discernimiento», señaló Semino, que dijo que «en estos casos es difícil probar la insania porque la persona ya falleció».

Otra de las modalidades es la llamada usucapión o prescripción adquisitiva, que permite a una persona hacerse titular del dominio de un inmueble por la sola ocupación durante 20 años. «El plazo es largo pero el premio suele ser una cifra de varias decenas de miles de dólares que justifica la espera», Indicó Tondo.

Para lograr burlar el derecho del Estado a quedarse con estos bienes, estas mafias se valen de todo tipo de ardides: adulteración de documentos, cartas poder firmadas en vida por la víctima.

«Incluso con la colaboración de escribanos inescrupulosos», aseguró Tondo, que señaló que «hay varios de estos profesionales que son investigados por mala praxis».

«Por otra parte, burlar la acción del Estado no es tan difícil cuando fallan los controles. En Chile hay recompensas en metálico para que la gente denuncie la existencia  de propiedades vacantes y eso acá no existe», añadió.

El experto puso como ejemplo el caso de las dos hermanas que fallecieron en el barrio de la Recoleta sin que durante mucho tiempo alguien lo advirtiera.

Otro de los mecanismos utilizados para apropiarse de las viviendas de los ancianos es el llamado «mobbing inmobiliario», que unido a la suba violenta de los gastos comunes obliga a los propietarios más vulnerables a una mala venta o los somete a una ejecución por deuda de expensas.

«El mobbing es el hostigamiento sistemático hacia el propietario por parte de encargado, administrador y otros consorcistas, que en combinación con la abrumadora suba de las expensas obliga al dueño a abandonar», explicó Tondo.

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