Luján:Bergoglio pidió en la omilia una patria para todos

El cardenal Jorge Bergoglio pidió este domingo en Luján «una patria para todos» y aseguró ante la Virgen que el pueblo argentino quiere «una patria en la que todos tengan cabida, en la que no haya sobrantes, excluidos y explotados». 

«Que esta patria para todos nos consolide como hermanos en la herencia patriótica de nuestros mayores. Que nadie sea despreciado. Que no crezca el odio entre nosotros. Que el rencor, ese fruto amargo que mata, no eche raíces en nuestro corazón», rogó. 

Ante una multitud de peregrinos, que pese al cansancio de caminar 58 kilómetros escuchó la misa en la Plaza Belgrano, frente a la basílica, el primado argentino exhortó a los jóvenes a que «nada y nadie los confunda» y los alentó a dejarse «cuidar» por la Virgen. 

«En este año comienzo del Bicentenario miramos a nuestra Madre y le expresamos nuestro deseo que es el lema, nuestro deseo hecho oración: Madre queremos una patria para todos. Que todos tengan cabida, que no haya sobrantes, excluidos ni explotados», subrayó. 

En su reflexión, Bergoglio insistió en pedirle a la Virgen «una patria renovada en la fraternidad», y convocó a repetir tres veces el lema de la peregrinación: «Madre, queremos una patria para todos». 

Fuentes policiales y religiosas estimaron hoy que un millón y medio de personas participó de las 36ª peregrinación a pie a la basílica de Luján. 

A las 06:42 hs., los peregrinos recibieron la «imagen cabecera» de la Virgen que salió ayer al mediodía del santuario de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, y llevaba los rosarios celeste y blanco que le colocaron dos niñas. 

Los devotos que dormían en la plaza a la espera de la misa principal se despertaron ante los aplausos y la arenga de un sacerdote desde el altar. 

Minutos ingresó una bandera argentina de unos 50 metros llevada por un grupo de servidores, de un total de 5.000 que colaboró con los devotos a lo largo del camino hacia Luján, y una pancarta también de importantes dimensiones con la leyenda «María, tu mirada denuncia la injusticia del aborto». 

La mayoría de los caminantes se ubicó delante del altar levantado frente a la basílica. Todos buscaban hacerse notar entre la muchedumbre. Algunos con pancartas para identificar su parroquia, colegio o lugar de origen, otros con banderas, vinchas, viseras o tatuajes con la imagen de la Virgen. Unos pocos dormían en el suelo con los pies en alto, sin escuchar el sermón de Bergoglio. 

«Esto es una fiesta de la fe, estoy cansada, pero valió la pena. Siempre hay motivos para pedir y agradecer», dijo Raquel, una mujer mayor que se apoyaba en un bastón para no caerse. 

En tanto, Ruth, que lucía una camiseta argentina dijo que «aquí –tocándose el corazón- está mi hermano Alfredo, que está pasando un momento malo. Por él vine a pedir». 

Otro grupo numeroso de Trenque Lauquen rezaba alrededor de una imagen de la Virgen, que llevaron a lo largo del camino en un carrito a modo de ermita rodante. 

Previo o después de la misa, los peregrinos cumplieron con el ritual de ingresar a la basílica para pedir, agradecer o simplemente rezarle a la «Madre». 

Tampoco olvidaron comprar algún souvenir para los que no vinieron en los muchos puestos callejeros que hay en los alrededores del templo. Entre otras cosas, «el certificado de peregrino», una suerte de constancia de que la persona hizo el trayecto entre Liniers y Luján.

Fuente: Clarín y DYN

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