Lavadero de autos clandestino en el Hospital Pte. Perón de Avellaneda

   Si hay algo que termina de hechar por tierra eso de que el PRO era el CAMBIO y CAMBIEMOS venía a terminar con la corrupción y las picardías de quienes se manejan fuera de la Ley, es el hecho de que un hospital público tenga en su interior un lavadero clandestino con todo lo que ello implica.

A menos de un mes de las denuncias sobre venta de turnos a los afiliados del PAMI que son derivados al Hospital Presidente Perón de Avellaneda (ex Finochietto) ahora se suma una grave denuncia, porque en esta ocasión las autoridades del hospital no pueden aducir desconocer la existencia de un negocio clandestino como es un lavadero de autos funcionando en playones del hospital.

Si bien todo trabajo se considera digno, lo indigno es aprovecharse de la necesidad de las personas, los «empleados» de este ilegal emprendimiento trabajan sin relación de dependencia, es decir, en negro, con la complicidad de varios responsables del hospital público ubicado en la localidad de Sarandí, partido de Avellaneda.

A pesar de que la denuncia comenzó a circular en redes sociales y llegó a algún medio de la ciudad de La Plata, ningún funcionario del Ministerio de Salud a cargo de Andrés Scarsi, mucho menos brindó alguna explicación en esta ocasión la directora del hospital Elena Raymondes, a la cuestión irregular de quienes trabajan en este lavadero, se suma la evasión por parte de quienes encontraron un negocio redondo, donde no hay control ni tributo al Estado, funcionan sin entregar ticket o factura.

El discurso del gobierno tanto nacional como provincial es el de ir contra las mafias y los evasores, pero parece que si son de su espacio político existe impunidad.

Sería muy bueno y sano que la gobernadora María Eugenia Vidal informe a los ciudadanos qué es lo que pasa en el área de salud, especialmente en Avellaneda, donde además de estas irregularidades, se denuncia la no entrega de medicación para los pacientes crónicos por parte del Ministerio de Salud, mientras se gastan miles de pesos en llamados a vecinos diciendo que están mejorando las guardias de los hospitales, algo que no es verdad o que con mucho optimismo resta mucho de ser una atención digna.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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