La violó, mató a su marido y tras quedar libre, ahora la amenaza

Graciela Suárez fue atacada por Walter Villalba Rodríguez en 2001. El delincuente asesinó a su esposo y abusó sexualmente de ella. Recibió cadena perpetua, pero cumplió solo 5 años de condena y la hostiga a ella y sus hijos.

Suárez, de 44 años, se mudó del Conurbano a Mar del Plata en 2001 con su marido y sus dos hijos de 8 y 10 años en busca de una vida más tranquila.

Sin embargo,  la noche del  11 de julio de ese año, Walter Villalba Rodríguez entró al kiosco en donde atendía Suárez simulando ser un cliente. Esa noche, amenazó a Suárez y su familia, que se encontraba con ella, con un revólver y, a pesar de que la mujer, su esposo e hijos no se resistieron, Villalba Rodríguez maniató a los chicos, violó a la mujer y mató a su marido de un corte en el cuello, según informa hoy Clarín.

Al delincuente y violador lo detuvieron la misma noche. Dos años más tarde, en junio de 2003, Rodríguez Villalba fue condenado a reclusión perpetua por homicidio calificado por alevosía y abuso sexual con acceso carnal.

Suárez intentó reconstruir su vida luego del horroroso episodio. Pero cinco años más tarde, cuando se dirigía a su hogar después del trabajo, se encontró frente a frente con su atacante mientras este trabajaba en un poste de luz.

Según el relato de la mujer, su atacante le amenazó esa tarde: «Te voy a matar», le dijo. «A mí no me daban las piernas para caminar las dos cuadras. Empecé a gritar para que mi hijo mayor me ayudara. Salió y, al verlo, el tipo retrocedió. La angustia y el miedo eran tal que me ahogaban», describió.

Suárez hizo la denuncia y el Ministerio de Seguridad le puso guardia en su casa. La Justicia le prohibió al hombre acercarse a más de 200 metros del hogar de Suárez, que quiso averiguar por qué si Villalba Rodríguez había recibido condena perpetua estaba libre tras solo cinco años de prisión.

Su atacante había sido beneficiado con el sistema «2 x 1», es decir, que sus días sin condena en la cárcel se computaron doblemente. Villalba Rodríguez tenía una causa anterior por tentativa de homicidio y había estado detenido. Por arrastre de la condena por este caso, recibió la excarcelación tan sólo cinco años después de violar a Suárez y matar a su esposo.

«Nadie me avisó que a este asesino me lo podía volver a encontrar en la calle y el barrio. Desde ahí, todo es una pesadilla», dice.

Las amenazas de Villalba Rodríguez se reiteraron. Según cuenta Suárez, en junio de este año, uno de sus hijos se encontró con el delincuente en el tren cuando volvía de Buenos Aires a Mar del Plata.

«Estaba con un grupo de hombres y le decía que nos iba a matar a todos. Todo el viaje amenazándolo y burlándose de su miedo. Mi hijo llegó a mandar un mensaje a su hermano para que lo esperen en la estación», relata Suárez.

«Pidió ayuda en el coche comedor y allí se refugió. Cuando el tren llegó, el hombre ya no estaba. El chico recordó que el tren había hecho parada en Camet, donde creen que se bajó», concluye.

Uno de los abogados de la mujer, Néstor Simoneti, intenta averiguar cómo Villalba salió de Mar del Plata cuando tenía una restricción que se lo impedía. Además, tampoco habría ido durante su ausencia al tratamiento que le ordenaron para quedar en libertad.

Por otro lado, agrega Claudio Alfonsín, otro de los abogados de Suárez: «En el domicilio de Batán que dio ni siquiera lo conocen». El letrado reveló que el «pronóstico reinsertivo» que figura en el expediente de Villalba es desfavorable debido a «comportamientos impulsivos agresivos de fácil desborde».

A pesar de esto, el juez de Ejecución Penal 2 Juan Sebastián Galaretta lo liberó por su conducta carcelaria buena y aconsejó que el ex reo hiciera psicoterapia.

Suárez busca justicia: «Es un psicópata suelto y sin control. Pido que se cumpla la ley. Y que las amenazas se investiguen, que no se archiven», reclama.

Además, añade: «Este hombre es un peligro para toda la sociedad. Tengo miedo por mi familia y por cualquiera que se pueda cruzar a este asesino y violador. Yo me siento condenada a vivir con esta pena», se lamenta. «No quiero que haya que esperar un caso Cañuelas, donde todos los testigos son asesinados. Ahí ya es tarde«.

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