Lo dijo Lorena Ronco, abusada por un vigilador privado frente a su hija en un country de La Plata.
En una tensa jornada la mujer que denunció haber sido abusada por un vigilador privado del barrio privado Grand Bell de La Plata, declaró ante los jueces del Tribunal Oral Criminal 2 de La Plata, confirmaron fuentes judiciales.
Lorena Ronco rememoró que en la madrugada del 18 de noviembre de 2008, mientras dormía recibió un llamado telefónico de la guardia. Le informaron que le enviarían un sobre. Eran aproximadamente la 01:45 hs.
La mujer, en pijamas, se acercó hasta una de las ventanas y le pidió al acusado, Ariel Fernández, que le entregue el sobre, pero, según narró ante los magistrados, él extrajo un arma de fuego y la obligó a que le abriera la puerta.
“Dame la plata, dame la plata”, le gritaba el asaltante con un revólver apoyado en la cabeza de la víctima, quien le entregó 15.000 pesos que tenía guardado en el ropero. “Era la recaudación de mi comercio”, detalló la mujer.
En ese instante la mujer dirigió su mirada hacia su derecha y sin dudarlo apuntó al acusado: “Esta es la persona que me arruinó a mí y a mi hija, porque desde ese día está con tratamiento psicológico”.
“Todo el tiempo exigía que me saque la ropa, yo me resistí, prefería que me mate a que me viole”, recordó la víctima y se quebró. “Hijo de puta, cagón de mierda, ves las cicatrices enfermo de mierda”, gritaba fuera de sí la joven.
En ese momento se escucharon insultos que provenían de la sala de testigos, dirigidos al acusado. La audiencia pasó a un cuarto intermedio y, cuando volvió la calma, los jueces siguieron escuchando el relato.
“Me manoseó, metió la mano dentro de mi cuerpo”, explicó Lorena, quien todo el tiempo dejó en claro que parte del ataque fue presenciado por su hija menor, que entonces tenía ocho años.
Las cicatrices que la mujer tiene en el brazo derecho fueron hechas con un cuchillo. “En un momento me llevó a la cocina, sacó un cuchillo, volvimos a la pieza, se tiró arriba mío. Me extendió el brazo y me hizo dos cortes”, rememoró.
La agresión no cesó. Lorena explicó que luego la tiró al piso y “me hacía rebotar la cabeza como una pelota”. El calvario finalizó cuando sonó el teléfono del agresor y se fue.
En tanto, uno de los policías que detuvo al acusado a metros de la casa de la mujer, recordó que estaba “todo manchado de sangre”.
También declaró la perito psicóloga María del Carmen Badaloni, quien evaluó al acusado en diversas entrevistas y lo describió como: introvertido, con dificultad para expresar sus sentimientos e historia de vida, poseedor de un nivel intelectual inferior a la media pero que le permite diferenciar entre lo que está bien y mal, es decir que es imputable.
“Tiene escaso acceso al pensamiento abstracto, sensible a los conflictos familiares con una tendencia al aislamiento social, escasa tolerancia a las frustraciones, no es violento en lo cotidiano y no es impulsivo por naturaleza”, detalló la profesional.
Las audiencias se retomarán con el relato de más testigos y luego se realizarán los alegatos, detallaron los jueces Silvia Hoerst, Claudio Bernard y Florencia Butiérrez, por la secretaría de Laureana Bruni.
Fabián Améndola, abogado de la víctima, adelantó que “seguramente pediremos el máximo de la pena” y aclaró que debe evaluar la calificación del caso que fue investigado como robo agravado por uso de arma, intento de abuso sexual e intento de homicidio.