Un joven fue condenado a prisión perpetua al ser considerado coautor del robo agravado y homicidio doblemente calificado, en perjuicio del agente de la Policía Federal, Maximiliano Nicolás Fernández, en un hecho ocurrido en febrero de 2010 en la localidad de Gregorio de Laferrere, cuando caminaba junto a su novia y tras el asalto, concretado por un grupo de delincuentes, fue fusilado por la espalda, cuando descubrieron que se trataba de un integrante de la fuerza de seguridad.
La condena fue dictada por el Tribunal Oral Criminal N° 4 de La Matanza al imputado Mario Jesús «Toto» Muñoz, de 20 años, cuyos familiares y allegados provocaron incidentes al leerse el veredicto, al cruzar insultos e incidentes, con algunos golpes de puños, con los padres y amigos de la víctima, que motivaron la intervención del personal del Servicio Penitenciario Bonaerense y los custodios del lugar para distanciar a los dos grupos.
Muñoz, que fue detenido poco después del crimen, fue sentenciado al ser hallado por los magistrados como coautor de «robo agravado por el uso de arma de fuego en concurso real con homicidio doblemente calificado -por criminis causa (matar para lograr la impunidad) y por tratarse la víctima de un funcionario policial-«, del policía Fernández. En tanto, otros cinco sujetos, que fueron partícipes del epidosio, fueron procesados durante la instrucción del caso y serán juzgados en un segundo debate.
Cabe recordar que el hecho se registró a las 22:10 hs. del 24 de febrero de 2010, cuando Fernández y su novia Sabrina Marilin Silva, también policía federal, caminaban por la calle Estanislao del Campo e Iberá, rumbo al hotel alojamiento «Aero», en cercanías de la ruta 3, en Gregorio de Laferrere y fueron interceptados por tres desconocidos con fines de robo, ya que uno de ellos portaba un arma de fuego.
Según el testimonio de la chica, ella reaccionó corriendo hasta la puerta del hotel alojamiento, donde pidió auxilio a una empleada que había en la ventanilla y le abrieron el portón, mientras su novio quedó solo y le robaron la pistola reglamentaria 9 milímetros que llevaba en la cintura, dos teléfonos celulares y un bolso en el que llevaba su uniforme policial, un cargador de la pistola, un juego de esposas y otros efectos personales.
Al descubrir que era policía, el delincuente que estaba armado le efectuó un disparo a quemarropa luego de que uno de sus cómplices le ordenara que dispare. De inmediato, se desplomó, con heridas de gravedad y pese a que recibió rápida asistencia en una clínica privada de la zona, falleció a los pocos minutos.
Un testigo clave para el esclarecimiento del caso fue un vecino, que vive a 30 cuadras del lugar del crimen, quien cerca de la medianoche escuchó que tiraban una bolsa de residuos en la puerta de su casa, miró por la ventana y la introdujo en su domicilio para revisarla. Allí encontró un chaleco policial, una cartuchera, un pantalón, documentación, un bolso azul marino y una agenda, todos elementos pertenecientes al policía asesinado. Además, reconoció a «Toto» Muñoz y a uno de los dos jóvenes que el Tribunal mandó a investigar, como dos de las tres personas que vio en la puerta de su domicilio.
Con el fallo, los jueces adhirieron a la petición formulada en los alegatos por el Fiscal Fernando Garate y la abogada de la familia del Agente Maximiliano Nicolás Fernández, Liliana Martiello.