La explotación sexual factura $ 10 millones por día en Capital

En el 70% de los casos con mujeres prostituidas, hay trata de personas. Los proxenetas se quedan con la mitad de lo que  recaudan, pero también les cobran alojamiento y comida. El debate de los “clientes”.

Se calcula que en la Ciudad de Buenos Aires funcionan unos 1.000 espacios donde se explota sexualmente a niñas y mujeres. Los expertos afirman que en el 70% de los casos, hay  características de trata de personas.

El crecimiento o fenómeno se explica por varias razones, entre las cuales el consumo de sexo pago por parte de la sociedad ocupa el primer lugar. Crece la demanda, aumenta la oferta, sostiene la lógica del sistema.

La finalidad es, siempre, el lucro económico. Así, no sorprende que el “negocio” facture diariamente en territorio porteño aproximadamente 10 millones de pesos por día. El cálculo del millar de espacios donde se generan intercambios de sexo pago en Capital Federal surge de estimaciones realizadas por organizaciones no gubernamentales que luchan contra la explotación sexual.

Los lugares tienen distintas características.  Los más visitados por los “clientes” son los denominados privados, donde “trabajan” de manera permanente unas 10 mujeres en promedio, divididas en dos turnos de 12 horas. Actualmente, la “tarifa” promedio por media hora de sexo alcanza los 200 pesos. Luego, hay burdeles y whiskerías con más cantidad de mujeres, sumado a la  explotación callejera y los departamentos con dos o tres mujeres, bajo el rótulo de “prostitución VIP”, con tarifas que promedian los 500 y hasta 1.000 pesos el “pase”.

A partir del decreto presidencial prohibiendo la publicación de avisos clasificados con “ofertas” en prostíbulos  la oscura industria sufrió un duro golpe, ya que, al margen del impacto simbólico, un gran porcentaje de los clientes se acercaba de esa manera.

Pero los proxenetas y las redes de trata que operan fueron buscando opciones. Hoy, trabajan con tarjeteros en las calles, y hacen pegatinas con los teléfonos. “También estamos con mayor presencia en internet. Al comienzo bajó el flujo de gente, pero lo fuimos recuperando. Además, muchos clientes siempre van al mismo lugar, se acostumbran”, afirmó Noemí, que trabaja de telefonista en un privado cerca de la intersección de las calles Lavalle y Esmeralda.

El mayor impulso para la persecución de la trata de personas con fines de explotación sexual derivó,  justamente, de la promulgación en 2008 de la Ley de Trata de Personas y Asistencia a las Víctimas, que brindó al Estado argentino una herramienta para combatir el flagelo.

Actualmente,  a partir de la normativa vigente, ya son más de 2.000 las víctimas rescatadas, a un promedio de 23 por semana. “Ahora estamos discutiendo una profundización de la ley. Se  requiere de cambios, porque este es un delito que muta y toma nuevas formas.

Tenemos que estar preparados y alertas para luchar contra las redes de trata”, dijo Fabiana Túñez, titular de la Casa del Encuentro, precisando que “tenemos que definir puntualmente la cuestión de la ilegalidad en las habilitaciones de estos espacios, para no darle lugar a los eufemismos y que operen con total impunidad”.

En el 70% de los privados, prostíbulos o como se los llame, donde existe la explotación sexual, hay características de trata de personas. Estamos asistiendo a la esclavitud moderna. Los proxenetas y redes de trata se quedan con la mayor parte de lo recaudado. Y las víctimas, en su enorme mayoría, son niñas y mujeres de alta vulnerabilidad social y económica, que deben ser rescatadas, pero también asistidas, contenidas y que puedan desarrollarse, que tengan opciones, para no volver a caer”, cerró Túñez.

“Sin clientes prostituyentes, se termina la trata”

En el último tiempo, se viene debatiendo en foros sobre trata de personas, acerca de la responsabilidad del llamado “cliente” y su conexión con la creciente oferta de espacios donde hay sexo pago.

“Esta discusión la tenemos que dar como sociedad. Está claro que sin clientes prostituyentes, no habría trata. Estamos a favor de generar normativas que generen conciencia en la población, que se tenga en cuenta que al consumir sexo como un producto, se alimenta una industria oscura, manejada por redes mafiosas, que reclutan niñas y mujeres, las explotan de todas las formas posibles.

La sociedad no es neutral, al contrario”, dijo Fabiana Túñez, de La Casa del Encuentro.

Por Maximiliano Montenegro
Fuente:Diario Popular

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