El Tano, la parrilla de la impunidad en Avellaneda

Cientos de vecinos por las redes sociales le reclaman al intendente Jorge Ferraresi que haga cumplir los protocolos de seguridad para los comercios y que controlen los que funcionan sin estar habilitados, pero a medida que pasan los días, los reclamos son más duros contra el municipio.

Barberías, peluquerías y algunos reductos de Gerli, Piñeiro, Wilde, Sarandí y Villa Domínico hace dos semanas trabajan en infracción pero sin problemas, al parecer, Marcelo Rey, segundo de Mónica Ghirelli, en la Secretaría de Seguridad va por el record del funcionario más ineficiente.

Dentro de las nuevas funciones que se sumó al trabajo de los Cuidadores Ciudadanos, está el control de las habilitaciones de los comercios, función que no se limita a constatar si el comercio está habilitado, sino al estricto cumplimiento de esa habilitación.

Una de las bases con más Cuidadores Ciudadanos es la de Gerli, a pesar de eso, en la misma cuadra y a metros de la base que también tiene policías locales, varios comercios de distintos rubros incumplieron e incumplen la cuarentena y los protocolos para funcionar, basta pasar por Heredia para ver vehículos mal estacionados en la puerta de los comercios, pero parece que eso no lo ven.

Quien en medio de los incumplimientos volvió a mostrar la impunidad que tienen algunos es Fabio Caschetto, uno de los fundadores junto a su padre y hermanos de la parrilla El Tano, que comenzó en Dock Sud y Fabio dirige hace años la que se ubica en la Av. Güemes 567 a pocas cuadras del Palacio Municipal de Avellaneda y el Alto Avellaneda, por lo que es un problema para las autoridades municipales no simular que hacen cumplir la Ley, saben todos que las reacciones de Fabio no son buenas cuando le reclaman que cumpla con las normas y peores cuando lo sancionan.

Es un «vecino VIP», ha amenazado a denunciantes, golpeado, lesionado y hasta estado prófugo de la justicia, exhibido armas y se atrincheró para evitar clausuras, fue denunciado varias veces por maltrato laboral y empleados en negro, por falta de higiene, junto a la comida conviven cientos de roedores, pero aún así, este personaje, sabiéndose impune, hace lo que se le canta, durante años tuvo el comercio montado en un verdadero polvorín y no ocurrió una tragedia de casualidad, ahora en plena Pandemia, la parrilla vuelve de su mano a quedar en la polémica, días donde sus clientes dificultan el tránsito, colas para esperar pedidos que no cumplen protocolos de higiene y no son delivery, hicieron que el domingo 17 de mayo del 2020 poco después del mediodía fuera clausurado.

Si bien las clausuras son temas administrativos en los municipios, la ruptura de las fajas de clausura constituyen un delito penal tipificado como DESOBEDIENCIA, pero esto a Fabio no le importa, vaya uno a saber los motivos por los cuales el titular de la comisaría 1ra no hace cumplir la Ley, esta tarde, alrededor de las 17:00 hs. el dueño de la parrilla rompió las fajas de clausura y no pasó nada.

Dicen algunos de los que presenciaron los hechos que Fabio durante la semana se cansó de insultar a los Cuidadores Ciudadanos ante cada recomendación, algo que parece no motiva que Marcelo Rey en persona haga cumplir la Ley y respetar a su personal, o no sabe hacer su trabajo o carece de valentía para poner el cuerpo ante un maltratador.

Esta vez Fabio Caschetto, cruzó una línea de la que no se vuelve, demostró que sigue siendo impune, que como el mismo dice, mañana voy y la pongo y abro, la pasividad del municipio y la policía no hacen más que dejarlos a todos como sospechosos de corrupción, porque el tipo no se esconde, no salta la pared y entra sin romper las fajas, el tipo rompe y entra.

No voy a omitir el hecho de que quienes concurren lo hacen por su voluntad y torpeza, pero lo cierto es que la parrilla El Tano, nunca ha cuidado la salud de sus clientes, a pesar de ello, hay muchos que defienden el lugar, en su ignorancia en las fotos junto al chorizo o pedazo de carne podría estar alguna rata ya que técnicamente es lo mismo, curiosidades de una sociedad que después se queja, que eligen que les queda mejor para vestirse pero se llevan a la boca cualquier cosa sin importarles higiene y limpieza.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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