El calor es un riesgo para la salud de la embarazada

Un estudio publicado por el British Journal of Obstetrics & Gynecology del 2005 concluyó que la exposición a altas temperaturas está relacionada con nacimientos de peso levemente reducido.

Las temperaturas excesivas causan que el cuerpo materno reacciones, contrayendo los vasos sanguíneos como método de enfriamiento reduciendo la cantidad de nutrientes que pasan hacia el feto.

Al mismo tiempo, aquellas mujeres en las últimas semanas de embarazo deben también tomar cuidado para evitar partos prematuros y otras complicaciones.

Estos no son motivos para entrar en pánico, pero sí para tomar medidas para protegerse a sí mismas y al bebé por nacer.

Los síntomas de un «golpe de calor» a los que se debe estar muy atento son: temperatura corporal elevada (más de 39,5º C); piel enrojecida, seca y con alta temperatura; pulso rápido e intenso; dolor de cabeza pulsante; mareos y vértigo; nauseas y vómitos; inconsciencia.
¿Cuál es la mejor forma de evitar problemas?

Mantenerse hidratada es básico, sin embargo, el consumo exagerado de agua puede ser tan nocivo como su falta ya que beber agua en exceso puede llevar al cuadro conocido como «intoxicación por agua».

Por más extraño que suene, la sobre hidratación con agua conduce a un desequilibrio de los electrolitos quedando el organismo expuesto a condiciones de baja concentración de sodio.

El cuadro además incluye cansancio muscular, calambres y en los casos más severos, pérdida del conocimiento.

Un consumo razonable de líquidos es de 1,5 a tres litros diarios dependiendo de la masa corporal, como regla general, por cada kilo de peso corporal se requieren 31,5 mililitros de agua, incrementando levemente su consumo con el aumento de las temperaturas (medio litro diario más sería suficiente). Buenas alternativas al agua son los jugos cítricos, la leche y las bebidas deportivas, en particular para aquellas mujeres que transpiran bastante.

Por supuesto, evitar el consumo de alcohol -aunque para la embarazada esto debería ser rutina independientemente del clima-, ya que este produce el efecto contrario, es decir, deshidrata en lugar de hidratar.

Modificar o acomodar la dieta es otro buen consejo.

Se recomienda evitar las comidas pesadas ricas en grasas e hidratos de carbono y dar preferencia a los platos fríos, en particular ensaladas y frutas.

Al contrario de lo que dicta el saber popular, el consumo extra de sal no es necesario, ya que en general la cantidad de sal en la dieta de los argentinos es elevado de por sí.

Evitar también la exposición solar, buscar áreas frescas y de sombra, utilizar ventilador y aire acondicionado y evitar los lugares poco ventilados.

Evitar permanecer en autos estacionados.

Si no hay alternativa, como por ejemplo tener que viajar en subterráneo, es aconsejable llevar una botella con agua para hidratación.

Durante condiciones de calor extremo buscar refugio en locales con aire acondicionado como cines y shoppings.

De encontrarse disfrutando de sus vacaciones, permanecer al sol por períodos cortos y fuera de los horarios de mayor incidencia (11:00 hasta las 15:00): el uso de protector solar a partir de factor 15 es primordial.

Todo protector debe ser aplicado por lo menos 15 minutos antes de la exposición y reaplicado con cada baño.

«Siguiendo estos consejos básicos y el sentido común, la embarazada podrá muy fácilmente ignorar las alertas de altas temperaturas y disfrutar de esa etapa tan particular en la vida de una mujer», según Pasqualini.

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