Todo Derqui puso manos a la obra para que este ícono de la ciudad no sea vendido ni deje de existir y siga regalando alegrías a los chicos.
En la localidad bonaerense de Presidente Derqui los vecinos unieron sus fuerzas y su solidaridad para poner en marcha una admirable cruzada por la legendaria calesita de la zona, que corría peligro de ser vendida e incluso de cerrar sus puertas. Una posibilidad alarmante para el espacio de esparcimiento, potenciada por la imposibilidad económica y física de su dueña para afrontar el mantenimiento necesario, que le permita seguir abriendo sus puertas a centenares de chicos.
«Es una rueda de amor para salvar a la calesita», denominó Inés la iniciativa benéfica que ella, como decenas de vecinos, planificaron e implementaron en pos de salvar a uno de los íconos de la localidad de Derqui, en el partido de Pilar. Fue una mujer, que reside a pocos metros del atractivo de centenares de niños de la zona, quien le advirtió a Inés el estado de situación y la convocó para revertirlo, luego de tomar conocimiento a través de una publicación de Facebook.
La misma tuvo lugar en un grupo de vecinos y por parte de Sara, dueña de la calesita, que manifestaba sus intenciones de venderla. Al respecto, Sara le reconoció a Inés que «los números no me dan para embellecerla, hay que pintarla, dibujar las paredes, hacer una conexión eléctrica nueva, el auto de carrera no funciona, en fin, para mí es imposible poder hacerlo».
La resignación de la propietaria del espacio de diversión da cuenta de las dificultades que fueron incrementándose y profundizando desde el fallecimiento de su esposo, tanto en materia económica como por su imposibilidad de movilizarse por sus propios medios, producto de una discapacidad. Por estos factores, padres y abuelos de los niños que acuden a la calesita, como también lo hicieron ellos mismos en las tres décadas de su funcionamiento, se abocaron a la búsqueda de materiales y de profesionales de diferentes oficios para iniciar la remodelación.
En principio se cortó el césped y en las próximas horas iniciarán los voluntarios las tareas de pintura, la reparación de los bancos y del sistema eléctrico. Todo sea para que Derqui no pierda un espacio de reunión de niños y adultos, así como tampoco Sara su única fuente de ingreso. El mayor desafío de los impulsores radica en «reinaugurarla de la mejor manera».