Cuando el libertario pierde la coherencia, la inteligencia y la vergüenza

Si hay un mérito de quienes inventaron al «fenómeno barrial» ha sido sin dudas, transformar la forma de hacer política y sumar votos, a las mañas costosas de la vieja política, le encontraron la vuelta de una manera genial desde lo práctico, pero peligrosa desde la temperatura social.

Los dos partidos tradicionales la UCR y el PJ, apelaron siempre a la mística de la militancia como forma de hacer política y comunicar las promesas de campaña, la llegada de Mauricio Macri a la política comenzó a generar un cambio gracias a la intervención de asesores de campaña extranjeros con fórmulas para una sociedad muy distinta a la argentina, que solo generaron lo que se conoció como «la grieta».

Esa exageración por vincular todo lo corrupto e impune al peronismo, dio sus frutos, millones fueron convencidos que todo lo que no tenían y tienen era por culpa de los «vagos» que sin trabajar accedían a celulares, aire acondicionados, televisores led y tomarse vacaciones.

La propaganda del régimen macrista fue exitosa por el apoyo de los grupos empresarios que controlan los medios de prensa grandes y con tanto bombardeo de periodistas, funcionarios y las cuevas de los trolls copando las redes, se consiguió que muchos repitan frases que no pueden justificar, mucho menos las fuentes, fueron convencidos que las cosas son así y punto.

Pero los que criticaban el relato del kirchnerismo para captar jóvenes, lo usaron y lo potenciaron para ir por todos no solo por los jóvenes, ganaron las elecciones pero los hechos terminaron por dejar en evidencia que el relato era hueco, que era una mentira ya sabida por los macristas y con la impunidad de los que saben que tienen banca, el hoy poderoso ministro Federico Sturzenegger sonriendo en sus conferencias lanzaba frases a empresarios como «si decíamos lo que íbamos a hacer no nos votaba nadie», «hay que ajustar aún más porque se van a quejar, pero van a seguir aguantando» y claro que es un hecho gracioso para quienes gastan millones en campañas para mejorar sus ventas, descubrir que con astucia y mucho riesgo se puede hacer a los pobres aún más pobres y a los ricos más ricos, sin perder los votos de los pobres.

Esto se explica en la debilidad y la incapacidad de millones para superar crisis y contentarse con el hecho de que si a ellos les va mal, al resto le debe ir peor, para esa gente el rico no se toca porque representa todos esos deseos aspiracionales a los que no llegará porque el mismo boicotea el ascenso social, pero no de da cuenta, es como la canción del Indio Solari, «el tonto nunca puede oler al diablo vida mía (ni si caga en su nariz).

Con la mesa servida, una grieta social alimentada por el odio al otro y el desencanto con el macrismo que para muchos fue flojo, porque no les dio esa «sangre» de los vagos, porque siguieron y se triplicaron los planes, porque siguieron los cortes de calles y el «negro» del barrio siguió haciendo asados con música, el invento libertario estaba en marcha, con un mediático mal vestido, de aspecto vulgar, con un discurso violento a las mujeres, que avalaba abusos sexuales, cultor de la pornografía, dispuesto a proferir insultos de forma incontenible mientras escupe y se le llena de saliva la boca, esa personajes grotesco media bien, lo convocaban en los medios donde las entrevistas eran ingenuas y una puesta en escena para que el personaje se venda.

Así gano Javier Milei, apelando a la violencia, el odio, el resentimiento, la mediocridad y la falta de argumentos en las discusiones, para sostener esa imagen comenzaron a aparecer en redes sociales personajes vestidos como Milei, peinados como Milei, con las mismas muletillas al hablar y copiando modismo y gritos, básicos pero en un país como la Argentina con millones de traumados, con nada inventaron un partido y un fenómeno que da risas en el mundo.

A la larga lista de incoherencias, mentiras y contradicciones de Javier Milei, se suma la muletilla de las AUDITORIAS, una acción de gobierno que implicaba una orden del propio Milei, lo volvieron una cuestión de Estado para sostener el apoyo de los que lo votaron ante la falta de logros.

Así el propio Milei se suma a la campaña de sostener a los idiotas con su ignorancia generando debates y frases ridículas, una de las últimas «Te la hago simple: El que no se deja auditar es chorro»

Entonces auditemos el Estado y recuperemos millones para los argentinos, tenemos El Correo Argentino, Vicentín, las deuda ilegal a 100 años de Mauricio Macri y Luis Caputo, que incumplieron con la Ley vigente para semejante crédito y aún siguen impunes, auditemos la falta de transferencia de Javier Milei, Karina Milei y su padre que se hizo multimillonario con subsidios del Estado que no se rindieron, auditemos a Manuel Adorni y su esposa Bettina Julieta Angeletti, que vienen flojitos de papeles en el origen de su patrimonio, auditemos a Federico Sturzenegger que ha declarado una mansión en San Isidro, por un valor irrisorio, con el que no se puede comprar ni un monoambiente.

El propio Milei que habla de chorros y auditorías, instruyo al ex nazi Rodolfo Barra que limite el Acceso a la Información Pública, mecanismo social de control ciudadano de los actos y la información de los funcionarios que tiene en el mundo un rol relevante porque es una forma de control ciudadano del poder, el único país en el mundo que incumple una Ley vigente sobre acceso a la información, es la Argentina y por un pedido expreso de un presidente que grita y acusa a otros de corruptos y de no querer auditorías, pero se anima a dictar medidas contrarias a la Ley para no informar.

¿No se sienten boludos? cuando en las redes sociales comparten posteos sin pensar, porque eso los refleja como libertontos, mediocres y limitados, no es de inteligente aplaudir y repetir consignas de trolls que son eufóricos y valientes detrás de una pantalla pero corren y lloran en la vida real, inventando que los quieren matar, no querido zapallito, no sos tan importante.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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