Choferes de la línea 33 suspendieron el servicio en reclamo de seguridad

Los colectiveros suspendieron el ingreso al predio del barrio porteño de Núñez durante 18 horas en reclamo de una ola de robos, que incluyó hace una semana una feroz golpiza a uno de los conductores.

Los choferes de las líneas de colectivos con cabeceras en la Ciudad Universitaria suspendieron el ingreso en ese predio del barrio porteño de Núñez durante 18 horas para denunciar una ola de inseguridad, que incluyó hace una semana una feroz golpiza a uno de los conductores, que permanece hospitalizado.

Fuentes gremiales informaron que la medida de fuerza fue aplicada desde las 12 de el miércoles y advirtieron que fue levantada a las 06:00 hs. de esta mañana “pero se repetirá si el Gobierno no revierte pronto la ausencia de policías” de la Federal en la zona.

Voceros empresariales, en tanto, recordaron en diálogo con esta agencia que, hace un año y medio, uno los colectiveros sufrió dentro del predio de Núñez, perteneciente a la Universidad de Buenos Aires (UBA), la “amputación de un dedo de una mano” por parte de un asaltante.   Las fuentes resaltaron que el trabajador “no intentó resistir el robo”.

Además, coincidieron con los voceros gremiales en que “son permanentes los robos en los colectivos” que ingresan en Ciudad Universitaria.

La medida de fuerza fue aplicada por choferes de las líneas 33 (parte desde el ex Hospital Ferroviario -en Retiro-), 45 (desde Remedios de Escalada -en Lanús-), 37 (desde estación ferroviaria de Lanús) y 160 (desde el barrio Don Orione -en Claypole, Almirante Brown-).

Hace una semana, un chofer de la 37 fue sometido a una feroz golpiza, que obligó a internarlo y, esta mañana, continuaba hospitalizado, coincidieron las fuentes consultadas.

Por su parte, un conductor de la 45 manifestó a Todo Noticias (TN) que los asaltantes “suben y sacan boleto como cualquier pasajero”, con “total tranquilidad” ante la falta de vigilancia en la zona.   “¿Y la Policía (Federal)?”, preguntó una periodista del canal de cable al conductor que, de manera irónica y enfurecido, respondió: “Bien, gracias”.

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