Cada año más de 3.500 argentinos son diagnosticados con fibrosis pulmonar

  El diagnóstico suele demorar alrededor de dos años luego del inicio de los síntomas, entre otras causas porque se confunde con patologías respiratorias parecidas como EPOC o asma.

Más de 3.500 argentinos son diagnosticados al año con Fibrosis Pulmonar Idiopática (FPI), una enfermedad crónica que provoca la cicatrización permanente de los pulmones, dificultad para respirar y disminuye la cantidad de oxígeno que llega a los órganos principales del cuerpo.

De esos pacientes, uno de cada dos morirá dentro de los tres años de realizado el diagnóstico, que suele demorar alrededor de dos años luego del inicio de los síntomas, entre otras causas porque se confunde con otras patologías respiratorias como la Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o el asma.

El diagnóstico de la FPI es complejo, ya que además de los antecedentes personales y el examen físico, requiere de pruebas específicas como imágenes de pulmón utilizando una tomografía computada de alta resolución, una «biopsia pulmonar» (en la que se extrae un fragmento de tejido) o una espirometría.

Las personas con FPI pueden experimentar dificultad para respirar durante la actividad física, tos seca y persistente, molestias en el pecho y ‘acropaquia’, que es el engrosamiento del tejido que está debajo de las uñas de los dedos de manos y pies.

Otros síntomas pueden ser cansancio, mayor frecuencia de resfríos e infecciones pulmonares, coloración azulada de la piel (cianosis) y pérdida de apetito y peso.

Si bien la FPI no tiene cura por el momento, sí hay opciones para abordarla, como el tratamiento farmacológico, con oxígeno suplementario, el manejo de la tos y la rehabilitación pulmonar (que puede incluir ejercicios especiales o estrategias de respiración), que ayudan a los pacientes a controlar su condición y mantener su calidad de vida.

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